El Rosario, en su distribucion semana de los Misterios de la vida de Cristo, es un esplendido retablo dr ls historis salvsdora de nuestro Señor Jesucristo.
El mes de octubre nos invita a seguir esta gran pantalla gigante donde, a través del rosario, Dios nos va proyectando veinte imágenes que nos animan a vivir el gozo de la fe, a tomar la luz del evangelio, a ser conscientes del dolor que conlleva el ser seguidores de Jesús y, sobre todo, a gustar las horas de felicidad y de vida, de triunfo de claridad, de alegría y de eternidad que nos trajo la Resurrección de Cristo.Todo ello, porque nos gusta, lo saboreamos –en cada diapositiva, imagen, película y momento- con el sonido del Ave María.
Todo ello lo fecundamos con diez Ave Marías en cada imagen. Porque, cada diapositiva divina, merece nuestra atención, contemplación y veneración, las pregonamos con un Padrenuestro. Y con él, le pedimos a Dios que nos haga entrar de lleno en el fondo del Misterio. Que nos haga disfrutar con el fruto de cada uno de esos veinte momentos con el Padre, el Hijo o el Espíritu.
El mes de octubre, por ser el tiempo donde la naturaleza duerme en multitud de colores y de contrastes, también el corazón del creyente se recoge para amar un poco más a Dios, por Maria.
El mes de octubre, por ser el tiempo en que todo vuelve a la calma, la mente del creyente se detiene –durante veinte minutos escasos- para contar, no los bienes materiales, y sí las 50 cuentas de un rosario que tienen sabor a gozo, fondo de luz, color de dolor, pero anuncio de gloria y definitiva vida para el que cree en Jesús y, por María, sabe encontrarlo y nunca perderlo.
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