Este domingo las lecturas nos sitúan ante la realidad de nuestra expresión religiosa
que debe ser siempre expresión de nuestro amor a Dios y al prójimo. Una expresión religiosa con fines egoístas no es un uso religioso de la religión.
Por una parte no utilizar la vida religiosa en nuestro beneficio y al mismo tiempo cuidar la limosna.
Hoy también se nos plantea la realidad del extranjero, de la crisis económica y la acogida. Elías anda moviéndose por el extranjero, en tierras fenicias concretamente, que hoy las llamamos Líbano en tiempos de crisis económicas, semejantes a las que sufrimos ahora. Es un desplazado, en una tierra de cultura muy diversa a la suya, donde se da culto a un dios que quieren convertirlo en el enemigo de Yahvé, porque en aquel tiempo, cada país tenía su rey y su dios y sus costumbres y riquezas. Elías, aparentemente, es un pobre hombre. Y pide auxilio a una pobre buena mujer, muerta de hambre. Pide la limosna del alimento más humilde: un panecillo.
que debe ser siempre expresión de nuestro amor a Dios y al prójimo. Una expresión religiosa con fines egoístas no es un uso religioso de la religión.
Por una parte no utilizar la vida religiosa en nuestro beneficio y al mismo tiempo cuidar la limosna.
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