En una biografía de Cecilia Bruyére, primera abadesa de Santa Cecilia de Solesmes, se lee que su libro predilecto era la Biblia y que "sabía leerla, bajo la mirada de Dios, con ojos de esposa"104 Es una frase feliz. La esposa, al leer las cartas del esposo, descubre en ellas pormenores, matices, profundidades que ninguna otra persona es capaz de vislumbrar.
"El corazón de Dios", "ojos de esposa": el amor representa evidentemente un gran papel, un papel de protagonista, en la "lectura de Dios". Se trata de una lectura no sólo personal, sino también íntima; y en la intimidad el amor lo es todo. En la novela de Nikos Kasantzaki, Cristo de nuevo crucificado, aparece un personaje, Yannakos, que se distingue por la sabiduría de sus sentencias.- "Dinos, Yannakos, ¿el rey Salomón se reencarnó en ti?", le preguntan. -"Viejo, yo no explico esto con mi inteligencia -responde Yannakos-, "sino con el corazón; ¡él es el rey Salomón!"105 Y más adelante, el buen pope Fotis decide: "Tienes razón, Yannakos, el Evangelio no se lee con la cabeza; nuestro pobre entendimiento comprende bien poca cosa; se lee con el corazón. Éste sí que lo comprende todo" . 106
105 N. Kasantzaki, Cristo de nuevo crucificado, Barcelona, 1976, p. 202.
106 Ibid., p. 204.
(García M. Colombás, m.b. La lectura de Dios Aproximación a la lectio divina).
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