En el Apocalipsis del apóstol San Juan hay una palabra que puede ayudarnos a entender cómo ve el Señor a quienes nos llama a colaborar en su obra:
«Yo sé todo lo que haces; conozco tu duro trabajo y tu constancia, y sé que no puedes soportar a los malvados... Has sido constante, y has sufrido mucho por mi causa sin desmayar.
Pero tengo una cosa que reprocharte: que dejaste enfriar el primer amor» (Ap 2,2-4).
También hoy, el Señor podría dirigir el mismo «reproche amoroso» a algunos de sus elegidos.
Ciertamente reconoce el trabajo desgastante de la vida cristiana; reconoce la defensa de la fe ante los malvados; reconoce y agradece todas las fatigas y cansancio a favor de los que Él les ha encomendado.
Pero nos descubre un cierto vacío y por ello nos dice a cada uno: «ya no tienes el mismo amor que al principio».
Quizás el amor y la entrega que nos pide Jesús es más profunda que la del primer enamoramiento. Quizás tengamos que amar a "los malvados", lo cual no parece compatible con nuestros posicionamientos ideológicos y condenatorios. Jesús no vino a salvar a "los buenos", ni se encerró en los templos, está con los marginados, con los enfermos, con los pecadores.
ResponderEliminar