Lo que pretendemos.

                     "Llamados a la intimidad con el Señor".
El hecho es, que es imposible tener una fe que autentica en Dios sin compartir intimidad con él.
¿Que quiero decir con intimidad? Intimidad es una actitud de  una cercanía al Señor que sale como respuesta agradecida al que nos ha creado y elegido como hijos suyos queridos. Esta clase de intimidad es un vínculo personal, una comunión. Viene cuando deseamos al Señor más que cualquier otra cosa en esta vida, como agradecimiento y como necesidad de  tenerlo y sentirlo cerca para que sea la luz de nuestra vida.

Decimos en el SALMO 26
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;6y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor
(Salmo 26).
La intimidad con el Señor, no es algo dado a personas muy cualificadas en lo espiritual sino posibilidad abierta a cada uno de nosotros. Por eso no podemos hacer como si Dios estuviera en su reino mirando a su descendencia sin hacer nada porque cada día, a nuestro alrededor y, más cerca aún, en nosotros mismos, se manifiesta y hace efectiva su paternidad.
Las huellas de Dios son, por eso mismo, formas y maneras de hacer cumplir, en nosotros, la voluntad de Creador que, así, nos prepara para que seamos semejanza suya y, en efecto, lo seamos porque, como dijo San Juan, en su primera Epístola (3, 1) es  cierto que, a pesar de los intentos de evadirse de la filiación divina, no podemos apartarla y, como mucho, miramos para otro lado porque no es de nuestro egoísta gusto cumplir lo que Dios quiere que cumplamos.
"¡Mirad cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, Juan 1, 12
y nosotros lo somos realmente.
Si el mundo no nos reconoce,
es porque no lo ha reconocido a él.
 Queridos míos,
desde ahora somos hijos de Dios,
y lo que seremos no se ha manifestado todavía.
Sabemos que cuando se manifieste,
seremos semejantes a él,
porque lo veremos tal cual es."
(1ª carta de S. Juan, 3,1-2).

Para hacer posible esta intimidad os proponemos como modelo la Casa de Betania y la constitución de CENACULOS, siguiendo la estructura que os proponemos.

Pretendemos que sean encuentros con el Maestro, teniendo como modelo la “Casa de Betania” del Evangelio.
- Cuidar la actitud oyente y orante desde los textos bíblicos de los tiempos litúrgicos.
- La oración recomendada para nuestros grupos es la Lectio divina.
- Otras formas de oración
- La oración de la Iglesia.
- .................

- El criterio de selección depende de las personas. Hay que tener en cuenta que parte de la vida del grupo es la formación en la oración, por lo que se pueden compartir distintas formas, procurando siempre cuidar la oración bíblica como se ha indicado antes.

Notas sobre las características y organización del grupo:

- Preparad el lugar para la oración.

- Una mesa y sobre ella:

- Un cirio.

- Un Icono de Jesús. También puede haber una imagen de la Virgen, discreta y a tono con el Icono.

- Una Biblia abierta con el evangelio del día, que deberá ser leído al comienzo, después de la invocación.

- Invocación del Espíritu Santo. En este blog tenéis algunas.

- El tiempo de oración no debe de pasar de una hora.

- El grupo mínimo tres personas, máximo 7. Esto permite crear grupos con situaciones personales distintas y al mismo tiempo afines.

En cada grupo debe haber un responsable-coordinador que avise o recuerde a todos el día y hora de la oración por lo menos al principio o si se decide cambiar de lugar de oración.

- También para esto se puede hacer una cadena). La duración se recomienda que sea anual, siguiendo los años litúrgicos, de Adviento a Adviento.

- Un responsable del día que dirija la oración que puede ser rotativo.

- Es conveniente cada cierto tiempo preparar una merienda o cena compartida,es una forma de situarnos en el ambiente familiar de la "Casa de Betania", es también un tiempo de intimidar mas.


Más Información: Rafael Pla Telefonos. 659 826 555-963303184.

No hay comentarios:

Publicar un comentario