lunes, 3 de abril de 2017

Seriedad en el acompañamiento espiritual cristiano.



Seriedad en el acompañamiento espiritual cristiano.
El AE no es un tipo más de relación de ayuda entre tantas (asistente social, consejería educacional, terapia sicológica, etc.). Es obvio que existen actitudes básicas comunes a toda relación de ayuda que están también presente en el AE. Así por ejemplo la acogida, la no manipulación de la persona, el respeto profundo hacia el otro y su historia, etc. Sin embargo, el AE dice relación al Espíritu trabajando en nosotros -vida en el Espíritu- (en la persona acompañada y en el acompañante). Más aún: este es el Espíritu del Padre y del Hijo como vivido y revelado en Jesús. Un hermano, una hermana ayuda a otro hermano/a a ser más hijo/a en el Hijo.
El AE es un don que desde pentecostés el Espíritu regala a algunos en la comunidad cristiana. Ministerio que ha estado y estará siempre presente, bajo una forma u otra en la comunidad de creyentes. Es la ayuda dada y recibida para vivir más plenamente el bautismo. Es espiritual porque dice relación con el Espíritu, como fuente y presencia actuante. 
El AE cristiano esta enraizado en el Dios personal y Trino. No se refiere en su orientación a cualquier tipo de relación con cualquier tipo de trascendencia. Más concretamente: el AE facilita y anima nuestro crecimiento al estilo de la vida y misión de Jesús, muerto y resucitado. Es una ayuda que una persona ofrece a otra para que crezca en su fe y sea ella misma en la realización de la voluntad de Dios. Al decir de San Ignacio al final de sus cartas, "para que la voluntad de Dios siempre sintamos y en todo enteramente cumplamos" (Carta a su hermano Martín, junio 1532, y otras varias).
No se reduce el AE tampoco a tratar de favorecer nuestra relación con Dios sin más, como si fuera posible aislar nuestra relación con el Señor del resto de nuestra vidas, relaciones y compromisos. El Dios cristiano lleva adelante hacia su consumación el Reinado del Padre que trajo y predicó Jesús (pléroma paulino). El AE como toda vida cristiana se enmarca dentro de la construcción del Reinado de Dios en el Cristo total. No apunta a ningún tipo de nirvana. No es un escapismo de la realidad o un intimismo que se contenta con sentirse bien en la oración formal. Todo acompañamiento espiritual cristiano -para personas de vocación activa y también para aquellas de vocación contemplativa- ayudará al creyente acompañado a sentirse responsable de la construcción del Reino. 
Un AE que de alguna forma no integra esto resulta dudoso y lleva a engaños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario