martes, 20 de septiembre de 2011

Sálvame, oh Dios, pues eres fiel.

SALMO 69 (68)

Descripción de los males
69:2 ¡Sálvame, Dios mío,
porque el agua me llega a la garganta!
69:3 Estoy hundido en el fango del Abismo
y no puedo hacer pie;
he caído en las aguas profundas,
y me arrastra la corriente.
69:4 Estoy exhausto de tanto gritar,
y mi garganta se ha enronquecido;
se me ha nublado la vista
de tanto esperar a mi Dios.
69:5 Más numerosos que los cabellos de mi cabeza
son los que me odian sin motivo;
más fuertes que mis huesos,
los que me atacan sin razón.
¡Y hasta tengo que devolver
lo que yo no he robado!
69:6 Dios mío, tú conoces mi necedad,
no se te ocultan mis ofensas.
69:7 Que no queden defraudados por mi culpa
los que esperan en ti, Señor del universo;
que no queden humillados por mi causa
los que te buscan, Dios de Israel.
69:8 Por ti he soportado afrentas
y la vergüenza cubrió mi rostro;
69:9 me convertí en un extraño para mis hermanos,
fui un extranjero para los hijos de mi madre:
69:10 porque el celo de tu Casa me devora,
y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian.
69:11 Cuando aflijo mi alma con ayunos,
aprovechan para insultarme;
69:12 cuando me visto de penitente,
soy para ellos un motivo de risa;
69:13 los que están a la puerta murmuran contra mí,
y los bebedores me hacen burla con sus cantos.

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