“Un breve período de oración personal amortigua el efecto que produce el
agotamiento”, añadieron. Los resultados, dijeron, serían consistentes y contribuyen a completar una serie de otros estudios sobre los efectos de hablar con Dios, como uno que estableció que al tener esta conexión divina, disminuiría la infidelidad y el consumo de alcohol.
El singular estudio Para llegar a estas conclusiones que no extrañarían a ningún creyente, los estudiosos entrevistaron a 79 personas, de las cuales 41 eran cristianos, 14 ateos, agnósticos 10 y 14 pertenecían a otras religiones. La investigación consistió en dejar a cada uno solo durante 5 minutos y se les pidió rezar o pensar libremente en una cosa intensamente, tanto como les fuera posible. Acto seguido, fueron expuestos a divertidos pasajes de películas donde se les pidió controlar sus emociones y reacciones faciales, y por último fueron sometidos al test de colores y palabras, Stroop, donde las palabras que se describen aparecen en diferentes colores.
En la segunda parte del experimento, la mitad dijo reaccionar con normalidad y el resto, reprimieron sus emociones controlando sus expresiones. En tanto, que en la tercera sección requirieron del autocontrol, ya que el test en términos básicos “evalúa la capacidad para clasificar información del entorno y reaccionar selectivamente a esa información”, según explicaron. Al analizar los datos, descubrieron también, que los que pensaron libremente en la primera parte de la prueba y trataron de reprimir sus emociones durante las filmaciones fueron los que más lucharon con el Stroop. En cambio, los que rezaron demostraron que tenían altos niveles de control sobre sí mismos y que lograron suprimir las emociones en las filmaciones pero sin agotarse. “No me sorprende” El sacerdote jesuita José Francisco Yuraszeck S.J., director del Centro Universitario Ignaciano de la Universidad Alberto Hurtado (www.ignaciano.cl) dice que le parecen bastante obvios los resultados del estudio alemán, ya que es lo que se percibe en la práctica de la espiritualidad cristiana y en otras corrientes.
“La oración supone que uno hace primero silencio, donde entras en contacto con los movimientos personales, espirituales y síquicos, lo que produce que se aquieten nuestras aguas, nuestras emociones y uno se vaya dando cuente de muchas cosas que van pasando. Si no te detienes no las percibes”, explica. Comparte que la oración, un instante contemplativo e incluso, la meditación sirven para ordenar los afectos y entender que todo lo que sucede está en concordancia a la voluntad de Dios.
“Al finalizar el día o en la mañana, en el momento en que estés más tranquilo y lúcido, reflexionas sobre tus experiencias reconociendo las llamadas de Dios que nos hace, es un llamado de conciencia”, subraya. Aparte, menciona al libro que escribió el padre jesuita José Correa, con oraciones para hacer en la micro.
“Puedes hacer de la vida entera un acto de oración. El estar en oración te permite entender que todos los días tienen un aprendizaje. La idea no es resistir a las tentaciones ni evitar el mal sino que dar lo mejor de ti, hacer el bien todos los días;eso produce una fuerza espiritual muy potente, que se refleja en el auto control y tu estabilidad emocional”, reflexiona Yuraszeck S.J.
(1).- "Los ejercicios son todo lo mejor
que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender,
así para el hombre poderse aprovechar a sí mismo,
como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos..."
San Ignacio de Loyolaasí para el hombre poderse aprovechar a sí mismo,
como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos..."
(carta a Manuel Miona, 16 de Noviembre de 1536)
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