La primera lectura, del capítulo 23 del libro de Jeremías, nos muestra que Dios es el Gran Pastor de las ovejas y que cuida de ellas con, incluso, ayuda de otros pastores. Dice el Señor: “Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores”. La importancia de la ganadería en los tiempos antiguos era enorme. De ahí que el ejemplo del rebaño y el pastor se repita siempre en toda la Escritura, incluido el Evangelio
El Salmo 22 guarda estrecha relación con la primera lectura. El Pastor es el Señor. Pero también con el Evangelio de hoy, Jesús lleva a sus discípulos a un lugar tranquilo y les hace descansar. Vamos a proclamar uno de los salmos más bellos del salterio que nos inspira a confiar tiernamente en el Señor.
San Pablo en la segunda lectura, que procede del capítulo segundo de la Carta a los Efesios. nos anima a pedirle al Señor que nos ayude para que anide dentro de cada uno de nosotros esa paz que Él tanto desea.
El Evangelio de Marcos –muy breve y conciso— nos marca con toda exactitud lo que ocurrió. Jesús quiere ir con sus discípulos a un lado tranquilo y reposado, para descansar del trabajo cotidiano. Aquí en el hemisferio norte, Él no se opone a que tengamos vacaciones, bien al contrario. Quiere que en ellas, en la cercanía de la naturaleza, consigamos hablar con Dios Padre que está en todas las cosas. Aprovechemos nuestras vacaciones para encontrar a Dios.
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