Cada domingo nos reunimos en el nombre del Señor. Somos su Pueblo. Somos los hermanos convocados por Él. Y Él está en medio de nosotros, sirve a la Mesa y nos reparte el Pan, que es su Cuerpo. Su amor le lleva a entregarse completamente por todos y cada uno de nosotros, sus hijos. Y eso lo vemos aquí, en la Eucaristía. Somos la comunidad de los hermanos que se reúnen y reconocen la presencia de Dios en esta asamblea.
Pero también somos los hermanos necesitados de perdón y conversión, porque no estamos exentos del pecado. Y sobre esto, leía dos definiciones sobre conversión y pecado que van muy unidas al sentir de la Palabra de Dios de hoy.
La Palabra de Dios de este domingo nos propone hasta cinco temas de reflexión: la corrección fraterna, el amor al prójimo como resumen de todos los mandamientos, la facultad de perdonar los pecados, la eficacia de la oración en común y la presencia del Señor en medio de la comunidad.
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