sábado, 15 de junio de 2013

¿ Que pretendemos con nuestros “CENÁCULOS de BETANIA” ?

¿ Que pretendemos con nuestros
“CENÁCULOS de BETANIA” ?
*  Apoyar y extender la creación de grupos pequeños de oración (en casas o parroquias), donde sea posible la intimidad y confianza orante que descubrimos en  Betania.
*  Dar pautas y profundizar especialmente en la dimensión bíblica de la Oración.  
* Expresar nuestra actitud orante- ante DIOS PADRE, siguiendo las pautas y palabras de la Biblia  - especialmente las palabras de Jesús en los evangelios.
 
Lo haremos desde la tradición Bíblica, que sugiere un volver al origen fontal de la revelación de DIOS PADRE: el Evangelio y desde ahí, escuchar y estudiar el interior de Jesús, rostro y palabra del PADRE: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Jn.. 14, 9), e iniciar ese PEREGRINAR terrenal en intimidad con Jesús que nos llevara a la intimidad con el Padre en el Espíritu Santo.
Peregrinación que afecta a lo íntimo de la persona, prolongándose después a la comunidad creyente para alcanzar la humanidad entera.
Por ello tendremos en cuenta nuestra realidad personal y social, las circunstancias de nuestra vida, en palabras del Concilio Vaticano II "los signos de los tiempos" de nuestro tiempo.
 
"Tened mucho cuidado de vosotros mismos;
 puesto que no visteis figura alguna el día en que Yahvéh
os hablo en el Horeb de en medio del fuego, no vayáis a
prevaricar y os hagáis alguna escultura de cualquier representación que sea: figura masculina o femenina, figura de alguna de las bestias de la tierra, figura de las aves que vuelan por el cielo, figura de alguno de los reptiles que serpentean por el suelo, figura de los peces que hay en las aguas debajo de la tierra.
Cuando levantes tus ojos al cielo, cuando veas el sol la luna, las estrellas  y todo el ejército de los cielos , no vayas a dejarte seducir y  te prosternes ante ellos para darles culto.. Eso se lo ha repartido  Yahvéh tu Dios a todos los pueblos que hay debajo del cielo, pero a vosotros os tomó Yahvéh y os sacó del crisol del hierro,  de Egipto, para que fueseis el pueblo de su heredad, como lo sois ahora". ( Deuteronomio 4, 15-20)
Ya vemos en el primer discurso de Moisés que nos introduce en el análisis de la "religión de los padres", que el ser humano es interpelado por su realidad histórica, sus fantasmas del reino individual de lo imaginario y su contexto sociocultural.
La revelación de Dios en la religión del Antiguo y Nuevo Testamento será siempre una religión histórica. De ahí que no es posible una "experiencia de Dios" en el hombre fuera de un lugar histórico social y cultura. Esto continua siendo una realidad para nosotros "creyentes en el siglo XXI",
 
"En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios" (Jn 1,1).
"Envió a su Hijo, la Palabra eterna, que alumbra a todo hombre, para que habitara entre los hombres y les contara la intimidad de Dios. Jesucristo, Palabra hecha carne... habla las palabras de Dios" (DV, 4).
"En darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar" (Juan de la Cruz).
La profesión de fe de la Iglesia: La Palabra era Dios.
La experiencia de la Iglesia: La Palabra se ha hecho carne en Jesús de Nazaret.
En Jesús-Palabra se realiza el proyecto creador de Dios, con el que se abre una época nueva para la humanidad.
 
Estos encuentros con el Maestro, teniendo como modelo la “Casa de Betania” del Evangelio los podemos hacer:
-     Cuidando la actitud oyente y orante desde los textos bíblicos de los tiempos litúrgicos.
-     Desde la Lectio divina.
-     Con la oración de la Iglesia (Liturgia de las Horas).
-     Otras formas de oración.
Se pueden compartir distintas formas, procurando cuidar siempre la oración bíblica como después indicaremos.

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