martes, 24 de abril de 2012

CARTA DE GÜIGO EL CISTERCIENSE AL HERMANO GERVASIO SOBRE LA VIDA CONTEMPLATIVA (VII).

CARTA DE GÜIGO EL CISTERCIENSE AL HERMANO GERVASIO SOBRE LA VIDA CONTEMPLATIVA (VII).
XII. RECAPITULACION

Para ver con más claridad reunidos todos los puntos tratados más difusamente, haremos aquí una reseña, recapitulando todo lo dicho. Y, como ya lo hemos anotado, puede advertirse como las distintas gradas de la escala estén entre sí en una relación recíproca, sucediéndose la una a la otra ya en orden de tiempo y ya en el de causalidad. Encontremos, de hecho, como primera la lectura, como

fundamento, que nos ofrece el material para la meditación. La meditación busca con mayor atención lo que es de desear, y hurgando, encuentra un tesoro y lo muestra, pero como no puede alcanzarlo

5.-por sí sola, nos manda a la oración. La oración, elevándose con todas sus fuerzas hacia Dios, pide con insistencia el tesoro que desea, la dulzura de la contemplación. Cuando ésta llega, recompensa el trabajo de las otras tres, porque embriaga el alma sedienta el rocío de la dulzura celestial.
La lectura es un ejercicio exterior, la meditación es una comprensión intelectual, la oración, el deseo y la contemplación es la superación de todos los sentidos.
La primera grada es de los principiantes, la segunda de los que ya avanzan en el camino, la tercera de los devotos y la cuarta de los
bienaventurados.

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