CARTA DE GÜIGO EL CISTERCIENSE AL
HERMANO GERVASIO SOBRE LA VIDA CONTEMPLATIVA (VII).
XII.
RECAPITULACION
Para
ver con más claridad reunidos todos los puntos tratados más difusamente,
haremos aquí una reseña, recapitulando todo lo dicho. Y, como ya lo hemos
anotado, puede advertirse como las distintas gradas de la escala estén entre
sí en una relación recíproca, sucediéndose la una a la otra ya en
orden de tiempo y ya en el de causalidad. Encontremos, de hecho, como primera
la lectura, como
fundamento,
que nos ofrece el material para la meditación. La meditación busca con mayor atención
lo
que es de desear, y hurgando, encuentra un tesoro y lo muestra, pero como no
puede alcanzarlo
5.-por sí
sola, nos manda a la oración. La oración, elevándose con todas sus fuerzas
hacia Dios, pide con insistencia el tesoro que desea, la dulzura de la
contemplación. Cuando ésta llega, recompensa el trabajo de las otras
tres, porque embriaga el alma sedienta el rocío de la dulzura celestial.
La
lectura
es un ejercicio exterior, la meditación es una comprensión intelectual, la
oración, el deseo y la contemplación es la superación de todos los sentidos.
La
primera grada es de los principiantes, la segunda de los que ya avanzan en el
camino, la tercera de los devotos y la cuarta de los
bienaventurados.
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