miércoles, 12 de diciembre de 2018

Comentarios a las Lecturas del II Domingo de Adviento. 9 de diciembre 2018

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Caminar desde Cristo.: Comentarios a las Lecturas del II Domingo de Advie...:

El Adviento, estos cuatro domingos que preceden a la Navidad, son también tiempo de contrición y de penitencia, de arrepentimiento y conversión sincera hacia Dios. Y el primer paso de una conversión auténtica es el arrepentimiento, es decir, el reconocimiento humilde y pesaroso de nuestras propias faltas y pecados, reconocimiento que nos ha de llevar al dolor de amor, a la compunción de un corazón contrito y humillado .
Nuestro mundo está lleno de violencia y guerra, miles de inocentes mueren cada día a consecuencia de la intolerancia y el fanatismo. Para que se obtenga la paz, valor tan deseado, es necesario volver al orden natural querido por Dios "que ha destinado los bienes de este mundo para todos". El Papa ha dicho en su visita a África que para acabar con el
terrorismo es necesaria la educación para la tolerancia y acabar con la injusticia y la miseria que sufren tantos jóvenes sin futuro. Mientras no seamos capaces de recrear el mundo querido por Dios no será posible la paz. Es necesario que los poderosos se despojen de su orgullo y los opulentos compartan su riqueza para que estalle la paz en el mundo. Es decir, el primer objetivo es la justicia distributiva. Antes que la caridad está la justicia, de lo contrario se trata más bien de caridades. Esto es un deseo para la humanidad, para los otros.
Related imageLa conversión debe empezar a niveles más sencillos, personales. la oración , la alegría deben impregnar  nuestras vidas en este tiempo de Adviento, de  espera. Dice el Cardenal Robert  Sarah :  "La oración es la fuente de nuestra alegría y de nuestra serenidad, porque nos une a Dios, nuestra fuerza. Un
hombre triste no es discípulo de Cristo. Quien cuenta efusivamente con sus propias puertas se entristece cuando éstas declinan. Por el contrario, el hombre que cree no puede estar triste, porque su alegría propia de únicamente de Dios. Pero la alegría actual depende de la Cruz. Cuando empezamos a olvidarnos de nosotros mismos por amor a Dios, le encontramos a el, al menos oscuramente. Y, si Dios es nuestra alegría, ésta es proporcional a nuestra admiración y a nuestra unión con Él.
Jesús mismo nos invita a una vida llena de generosidad, de entrega, pero también de alegría". (Robert Sarah, Dios o nada, pgs. 245. Madrid 2015)

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