lunes, 22 de septiembre de 2025

Comentarios a las lecturas del Domingo XXV del Tiempo Ordinario. 21 de septiembre 2025.

Caminar desde Cristo.: Comentarios a las lecturas del Domingo XXV del Tie...


Las lecturas de este domingo son de una gran actualidad, pues a través de ellas encontramos aportes muy inspiradores sobre la Ética de los Negocios. La corrupción pertenece a esa zona oscura de los seres humanos, allí donde se ocultan nuestras miserias (el orgullo, la envidia, la codicia). Si nos descuidamos y dejamos llevar por lo que la sociedad considera como normal y políticamente correcto, terminaremos como los personajes de estos relatos.

El evangelio nos presenta una  parábola que nos habla del balance de una gestión. Con ello se nos recuerda que todos y cada uno de nosotros hemos de rendir cuentas ante el Señor de toda nuestra vida, hemos de entregar un balance de nuestra gestión. Y según sea el resultado, así será la sentencia que el Juez supremo dicte en aquel día definitivo. A lo largo de nuestra vida vamos recibiendo bienes de todas clases, materiales y espirituales, vamos disponiendo de meses y de años, de horas y de minutos.

La astucia de aquel administrador infiel, qué ponía interés en sus asuntos, cuánto se jugaba por solucionar sus problemas. El Señor da por supuesto lo inmoral de su conducta, pero reconoce al mismo tiempo la eficacia de su actuación, la inteligencia de que hizo alarde para salir de su apurada situación. Compara esa manera de proceder de granuja la actuación de los que son buenos. Y concluye que los hijos de las tinieblas son más astutos en sus asuntos que los hijos de la luz en los suyos. A pesar de que lo que persiguen los primeros son sólo unos bienes caducos, mientras que los que alcanzan los hijos de Dios son unos bienes superiores e imperecederos.

Este es el dramático problema que Jesús quiere resolver con estas expresiones dificultosas, pero iluminadoras y actuales. El creyente está en medio del mundo para que, como Jesús, sepa discernir y valorar en sus justos límites los distintos valores: los humanos y los del reino. Utilizar aquellos sin poner en riesgo éste. He ahí la gran sabiduría que Jesús desea a sus discípulos, para que puedan ser siempre señores e hijos libres en la casa del Padre, que para eso nos ha librado el Hijo. Entendería mal este mensaje de Jesús quien despreciara los valores terrenos de raíz. Y lo entendería peor quien pusiera en ellos su esperanza. Hay que utilizarlos con sabiduría; más todavía, utilizarlos como ayudas para conseguir el reino y vivir en la solidaridad y la justicia.


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