domingo, 4 de octubre de 2020

Comentario a las Lecturas del XXVII Domingo del Tiempo Ordinario. 4 de octubre 2020

Caminar desde Cristo.: Comentario a las Lecturas del XXVII Domingo del Ti...

En la primera lectura el profeta Isaías hace una amonestación a la gente de su tiempo, la cual, hoy, nos interpela a nosotros: son los frutos los que cuentan, son las obras las que tienen valor a los ojos de Dios. No sirve que seamos conocedores de todos los dogmas, ni de las verdades, ni de los poderes, si no producimos los frutos que el Reino quiere, el Señor se quedará triste al contemplar hoy su viña. Y los frutos del Reino son: verdad, justicia, paz, perdón, acogida a los despreciados... y todo esto hecho desde la vida.
 

El  salmo 79, que proclamamos guarda una completa correspondencia con el Evangelio y con la primera lectura. Es una súplica para que el Señor Dios restaure el Reino de Salomón, el momento más glorioso de Israel. La viña es la alegoría de la familia del Señor, citada muchas veces en el Antiguo Testamento.
La segunda lectura, nos dice que hay que poner nuestra confianza en el Señor. San Pablo  nos apremia a que recuperemos la fe perdida; y él mismo nos dice como encontrarla: en la oración.
El Evangelio de San Mateo nos cuenta como se aperciben los jefes de los sacerdotes y los fariseos de que las palabras de Jesús, que narran la parábola de la viña y de sus arrendadores asesinos, se refieren a ellos. También hoy se refieren a nosotros, pero, ¿somos capaces de reconocer que se refieren a nosotros, a nuestros graves delitos? No, porque, normalmente, cuando oímos en boca de Jesús cosas que no nos gustan, siempre creemos que las dice por los demás o para personas que otras épocas. Jesús de Nazaret nos habla directamente a nosotros.

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