“Porque el que va libremente hacia Jerusalén es el mismo que por nosotros, los hombres, bajó del
cielo, para levantar consigo a los que yacíamos en lo más profundo y colocarnos, como dice la Escritura, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido. Y viene, no como quien busca su gloria por medio de la fastuosidad y de la pompa. No porfiará —dice—, no gritará, no voceará por las calles, sino que será manso y humilde, y se presentará sin espectacularidad alguna. Ea, pues, corramos a una con quien se apresura a su pasión, e imitemos a quienes salieron a su encuentro. Y no para extender por el suelo, sino para prosternarnos nosotros mismos, con la disposición más humillada de que seamos capaces y con el más limpio propósito, de manera que acojamos al Verbo que viene, y así logremos captar a aquel Dios que nunca puede ser totalmente captado por nosotros". (De los Sermones de San Andrés de Creta, Obispo (Sermón 9 sobre el Domingo de Ramos).
JUEVES SANTO
Por otra parte, ¿qué tiene de particular, si se levantó de la cena y depuso sus vestidos quien, aunque existía en forma de Dios, se vació a sí mismo? Y ¿qué tiene de particular, si se ciñó con un paño quien, al tomar forma de esclavo, en el porte fue hallado como hombre? ¿Qué tiene de particular, si en el barreño echó agua con que lavar los pies de los discípulos quien al suelo derramó su sangre con la que diluir la inmundicia de los pecados? ¿Qué tiene de particular, si con el paño con que estaba ceñido secó los pies que había lavado quien con la carne de que estaba vestido consolidó las huellas de los evangelistas? Y, por cierto, para ceñirse con el paño, depuso los vestidos que tenía; en cambio, para tomar forma de esclavo cuando se vació a sí mismo, no depuso lo que tenía, sino que asumió lo que no tenía. Para ser crucificado fue enteramente despojado de sus vestidos; muerto, fue envuelto en paños y esa su entera pasión es nuestra purificación. (San Agustín. TRATADO 55.Nos. 4-7. Comentario a Jn 13,1-5)
VIERNES SANTO
Oración ante el calvario de los crucificados de hoy
Señor Jesús, un día fuiste crucificado y hoy sigues siendo crucificado en todo el que sufre la
injusticia y el desamor, en todo el que sufre por su pecado o por el de los demás, en todo el
que sufre por una u otra razón.
Ayúdanos Señor, a poner en cada una de las cruces que nos encontremos,
cercanía, comprensión, compasión y ayuda. Ayúdanos a mirarlas
con fe para que te reconozcamos en ellas.
Ayúdanos a ser luz para el mundo en medio de la tiniebla.
Ayúdanos a poner esperanza, denunciando el mal y la injusticia, y anunciando tu Buena Noticia. (Cáritas Diocesana)
¡Oh mística largueza! ¡oh solemnidad espiritual! ¡oh Pascua divina, que desciende del cielo a la tierra y de nuevo asciende desde la tierra! ¡oh Pascua, nueva iluminación de las lámparas, decoro virginal de las candelas!
Por eso, ya no se extinguen las lámparas de las almas, pues por un efecto divino y espiritual en todos
es visible el fuego de la gracia, alimentado por el cuerpo, el espíritu y el óleo de Cristo. Te rogamos,
pues, Señor Dios, Cristo, rey espiritual y eterno, que extiendas tus manos poderosas sobre tu santa Iglesia y sobre tu pueblo santo, defendiéndolo, custodiándolo y conservándolo siempre. Exhibe ahora tus trofeos en favor nuestro, y concédenos la gracia de poder cantar con Moisés el canto de victoria, porque tuya es la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén” (San Hipólito, Homilía 6 en la Pascua 1,5 pg.59)
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