Caminar desde Cristo.: Comentario a las lecturas del XXIX Domingo del Tiempo Ordinario. 22 de octubre 2017...:
" 3. La misión de la Iglesia no es la propagación de una ideología religiosa, ni tampoco la propuesta de una ética sublime. Muchos movimientos del mundo saben proponer grandes ideales o expresiones
éticas sublimes. A través de la misión de la Iglesia, Jesucristo sigue evangelizando y actuando; por eso, ella representa el kairos, el tiempo propicio de la salvación en la historia. A través del anuncio del Evangelio, Jesús se convierte de nuevo en contemporáneo nuestro, de modo que quienes lo acogen con fe y amor experimentan la fuerza transformadora de su Espíritu de Resucitado que fecunda lo humano y la creación, como la lluvia lo hace con la tierra. «Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo.
Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 276).
éticas sublimes. A través de la misión de la Iglesia, Jesucristo sigue evangelizando y actuando; por eso, ella representa el kairos, el tiempo propicio de la salvación en la historia. A través del anuncio del Evangelio, Jesús se convierte de nuevo en contemporáneo nuestro, de modo que quienes lo acogen con fe y amor experimentan la fuerza transformadora de su Espíritu de Resucitado que fecunda lo humano y la creación, como la lluvia lo hace con la tierra. «Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo.
Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 276).
4. Recordemos siempre que «no se comienza a ser cristiano por una
decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un
acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y,
con ello, una orientación decisiva» (Benedicto XVI, Carta enc. Deus
caritas est, 1). El Evangelio es una persona, que continuamente se
ofrece y continuamente invita a los que la reciben con fe humilde y
laboriosa a compartir su vida mediante la participación efectiva en su
misterio pascual de muerte y resurrección. El Evangelio se convierte
así, por medio del Bautismo, en fuente de vida nueva, libre del dominio
del pecado, iluminada y transformada por el Espíritu Santo; por medio de
la Confirmación, se hace unción fortalecedora que, gracias al mismo
Espíritu, indica caminos y estrategias nuevas de testimonio y de
proximidad; y por medio de la Eucaristía se convierte en el alimento del
hombre nuevo, «medicina de inmortalidad» (Ignacio de Antioquía,
Epístola ad Ephesios, 20,2)." (Mensaje del Papa Francisco para la
Jornada Mundial de las Misiones 2017).
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