Hace cuatro semanas que inauguramos la gran fiesta cristiana: la Pascua. Nos quedan todavía tres para concluirla con Pentecostés. En el tono de nuestras celebraciones -y de nuestra vivencia espiritual fuera de ellas- se debe seguir notando que celebramos Pascua, que nos
estamos dejando «contagiar» de su energía y de la novedad de su Espíritu en este tiempo de la cincuentena pascual .La historia de cada uno y de la
iglesia -como también de la sociedad en la que vivimos- puede no ser demasiado
consoladora en estos momentos. A muchos, por ejemplo, les produce dolor
contemplar la increencia que se ha adueñado de la sociedad. Otros tienen
problemas en la familia o en su propia vida personal. Sea cual sea nuestra
situación, Pascua nos invita a hacer un «ejercicio» de visión positiva de la
historia y de las personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario