Lección de oración para nosotros hoy
Teresa nos educa en dos virtudes necesarias para el camino de la oración: La gratitud y la humildad.
El que no se sabe favorecido de Dios no puede amar.
La experiencia mística narrada en este capítulo 10 no es experiencia estable, pero introduce en un mundo nuevo. Él vive en mi; yo vivo en Él.
Describe las repercusiones psicológicas de esta experiencia: el entendimiento no obra, pero entiende de manera que se sobrecoge. Toda filosofía nace del asombro. La oración brota del asombro. En el corazón le brota la ternura, las lágrimas.
Consignas prácticas ante este modo nuevo de oración: Agradecimiento. Satisfacción por acoger este don de Dios. Le preocupa el deseo de estar alerta ante las cosas que suceden. No pasar desapercibidas ante los dones de Dios. Tomar conciencia de ellos. Si no conocemos que recibimos no despertamos a amar. Es imposible devolver nada a Dios, no hay reciprocidad.
La oración es respuesta a quien sabemos nos ama; requiere conciencia de lo que se recibe y humildad, que es conciencia de la gracias; entender que nos lo da Dios, que tenemos Luz y hay que repartirla.
Ánimo animoso, deseo vivo, ánimas animosas. No dejar que la cobardía se apodere del interior y digas que no tienes nada. No tener vuelo de gallina, ni paso de sapo, sino lanzarse con mucho ánimo a comenzar y perseverar en la oración.
Pide secreto. No es para no saber su contenido sino deseo de que no se sepa a quién pasan estas gracias. La razón es que son gracias místicas y tienen apariencia de autoelogio; y la condición femenina. Por ser mujer no tiene espacio propio y tiene que respaldarla los teólogos. Ella utilizará estrategias para que su palabra y experiencia quede plasmada y comunicada.
¿Qué entendemos por experiencia mística?
El amor es oración y la oración es amor. La oración mística conduce a tocar el cielo, es un anticipo del mismo en el tiempo. El paraíso es amistad con Dios. El amor se actúa en la experiencia mística como si fuese el más allá. La oración es puente, apertura par que entre Dios, no por esfuerzo, sino por gracia. Se prepara y se recibe.
La pasividad: amor pasivo, don de Dios; reciprocidad, como característica del amor. Al tratar con Dios esperamos esta respuesta. Los místicos dicen que Dios viene y responde aquí. Recibimos a Dios mejor. Más fe y mejor fe actuada por el Espíritu Santo.
Recibir para devolver, para darse. Deseo de dar lo recibido. Tratar de devolver el amor a Dios, el espíritu Santo esto es lo que recibimos.
¿Cómo amar unificadamente? Dios no se da del Todo sino a quien se da del todo. Dios nos ama a todos y del TODO. Dios se da en amor y libertad. Puede saltarse nuestros ritmos. Lo recibimos cuando menos lo esperamos.
Esta oración mística tiene repercusiones psicológicas. Algo se puede procurar. Un regalo que algo se siente y algo sobrepasa. Sentido de la Presencia de Dios, Luz y Amor. Contento con la realidad de Dios. La eficacia fundamental no es la del sentir sino la que transforma la vida. Es una gracia para recibir; que trae consigo conciencia de la propia pobreza, fe viva, fortaleza y deseo de hablar de Dios.
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viernes, 4 de noviembre de 2011
Teresa escribe para que el Señor sea alabado y enriquecido.
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