viernes, 4 de noviembre de 2011

La experiencia de la oración mística inicial.

la experiencia de la oración mística inicial. (Cap. 10)

Comienza el relato de la experiencia mística de Teresa. "Creo la lla­man mística teología" —dice ella—, pero como ese nombre científico desborda su vocabulario, prefiere llamarla "mercedes del Señor". Lo anuncia en el título: "comienza a declarar las mercedes que el Señor le hacía".



Inicia el capítulo sin preámbulos: "Tenía yo algunas veces... comienzo de lo que ahora diré". Y, sin más, entra a relatar el "senti­miento nuevo de la presencia de Dios en ella": una presencia que la traspasa por dentro y la envuelve por fuera: que "estaba (Él) dentro de mí o yo toda engolfada en Él". Y lo más novedoso: esa presencia se le produce sin que ella la cultive, le sobreviene cuando está leyendo, o irrumpe en ella cuando está en oración, o la asalta sencillamente "a deshora".




Pero al lector apenas se lo inicia en el tema. Teresa desvía ense­guida la atención hacia el campo de la humildad y la gratitud. Y luego hacia el ámbito de la confidencialidad: exige secreto a los lectores, "que no digan quién es por quien pasó, ni quién lo escribió".

Los tres pasos aparecerán netos en la estructura del capítulo:

Esquema:

Ø Primero: abordaje del tema místico, en clave autobiográfica. Eran episodios que pasaban "con mucha brevedad" (nn. 1-2).

Ø Segundo: pausa para convencer a los posibles lectores místicos que acepten esas nuevas "mercedes de Dios". Criterios y con­sejos (nn. 3-6).

Ø Tercero: súbita postura literaria confidencial: el nuevo relato será secreto (nn. 7-8).

Ø Epílogo: se propone reanudar la narración, de momento ape­nas esbozada.(n. 9), cosa que de hecho retrasará hasta el capí­tulo 23.

Cronología: Le acontecen a partir de la conversión, año 1554. Entre los 39 y 40 de edad.

La inciación mística




Del precedente relato de luchas y resistencias, Teresa pasa ahora a historiar su experiencia mística. Total cambio de paisaje. En su alma ha surgido "un sentimiento de la presencia de Dios" del que "en nin­guna manera podía dudar".

De momento, no se trata de una experiencia estable. Son episo­dios que "con mucha brevedad pasaban", pero que la introducen en un hábitat existencial nuevo, no trabajado ni preparado por ella, y que se despliega en dos planos, el externo y el interior. De suerte que se siente "toda engolfada" en Dios, y a la vez interiormente traspasada o habitada por Él.




Consignas prácticas de corte doctrinal

§ Tomar conciencia de "las mercedes de Dios”, para asumir, discernir, agradecer y "repartir", distribuir a los otros los frutos de la propia vivencia.

§ Estado de alerta frente a la falsa humildad.

§ El "ánimo animoso" lo necesitará continuamente en el proceso místico que ahora comienza.

ORACIÓN

Sea bendito por todo y sírvase de mí,
por quien Su Majestad es, que bien sabe mi Señor
que no pretendo otra cosa en esto,
sino que sea alabado y engrandecido un poquito
de ver que en un muladar tan sucio y de mal olor
hiciese huerto de tan suaves flores.
Plega a Su Majestad que por mi culpa
no las torne yo a arrancar y se torne a ser lo que era.
Esto pido yo por amor del Señor
le pida vuestra merced, pues sabe la que soy
con más claridad que aquí me lo ha dejado decir.
(Esquemas del Libro de la Vida, ed. de Tomás Álvarez. Monte Carmelo Burgos 2004)

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