miércoles, 11 de abril de 2012

Textos escogidos (II).

"El hombre ha estado con Dios. Lo ha sentido tan vivo que su presencia inconfundible lo acompaña adondequiera que vaya. Se le presenta una gran dificultad: cómo perdonar una ofensa, siente una gran repugnancia en aceptar a alguien que le cae mal. Por amor a ese Dios a quien siente presente, afronta la situación y supera la repugnancia. Al hacer este vencimiento, crece el amor por Dios (diría 'crece' Dios: su presencia es más densa en mí). Este amor le empuja a un nuevo encuentro con Él. Este es el circuito vital.
No solamente eso. La situación repugnante, superada con amor, se ha transformado en dulzura, como le ocurrió a San Francisco con el leproso. Y Dios le dijo: 'Francisco, deberás renunciar a todo lo que has amado hasta ahora, y todo cuanto te parecía amargo se convertirá para ti en gozo y dulzura'.
En el encuentro vislumbra que durante el día tendrá que dar las grandes batallas en el terreno de la mansedumbre, de la paciencia y la aceptación, y 'lleva' a Dios a la batalla y 'con Él a la derecha' tendrá una serie de superaciones, con un alto costo, por cierto, siendo cada superación compensada con la alegría y el aumento del amor.
No faltará quien diga que esto es masoquismo. Los que tal dicen será porque jamás han vislumbrado ni de lejos la experiencia de Dios. Los que viven 'a' Dios, en cambio, sienten este proceso como una jubilosa liberación.
Con el 'Señor a la derecha' vuelve a la vida. Hay una situación conflictiva en la que la 'prudencia humana' aconseja callarse; así uno no se complica. Pero se acuerda de la sinceridad y veracidad de Jesús, y dice lo que debe decir. Efectivamente se complicó, pero se sintió libre en su interior".
I.gnacio Larrañaga. Muéstrame Tu Rostro
Jesús dice: "En la casa de mi Padre hay sitio para todos".
Juan 14:2
"Cada hijo de Dios tiene su sitio, todos ellos son sitios de Dios. Tengo que dejar de lado cualquier intento de comparación, cualquier rivalidad o competición, y redimirme al amor del Padre. Para esto hace falta dar un salto de fe porque tengo muy poca experiencia en el amor que no hace comparaciones y desconozco el poder de un amor así. Mientras permanezca fuera, en la oscuridad, sólo podré experimentar la queja y el resentimiento que resulta de las comparaciones que hago. Fuera de la luz, mi hermano menor parece más querido por el Padre que yo; más aún, fuera de la luz, ni siquiera lo reconozco como mi hermano.
Dios me implora que vuelva a casa, que vuelva a entrar en su luz, que vuelva a descubrir allí que, en Dios, todo el mundo es amado única y totalmente. En la luz de Dios puedo considerar a mi hermano, mi prójimo, pertenece a Dios tanto como yo. Pero fuera de la casa de Dios, hermanos y hermanas, maridos y mujeres, amantes y amigos se convierten en rivales e incluso en enemigos; cada uno de ellos vive dominado por los celos, las suspicacias y los resentimientos".
Henri Nouwen. El Regreso del Hijo Pródigo
"Sólo aquellos que son amados y se alegran en ese amor pueden ser auténticos pacificadores. La oración (vivir en la presencia de Dios) es la acción pacificadora más radical que podamos imaginar. La oración es pacificación y no simplemente la preparación antes, el apoyo durante y la acción de gracias después. La oración no es principalmente una manera de conseguir que algo se lleve a cabo. En la oración podemos deshacer el miedo de la muerte y, por lo tanto, la base de toda destrucción humana".
Henri Nouwen. Semillas de Esperanza

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