"De Jerusalen a Betania": Caminos de vida cristiana. este movimiento esta apoyado jurídicamente, en las Asociaciones "Sacra Virginitas" y la Asociación pública de fieles "Ad virginitatem sacram promovendam" de la Diócesis de Valencia.
Los objetivos de nuestro movimiento están centrados en las siguientes prioridades:
a) Dar a conocer, promover y apoyar la vida consagrada en medio del mundo, como memoria viviente que es del modo de existir y actuar de Jesús, el Verbo encarnado y ello teniendo en cuenta distintos aspectos que la vida consagrada tiene en el mundo: vírgenes, viudas, ascetas, eremitas, mujeres que no contraen matrimonio y trabajan en las parroquias..." VSP está abierta a todas estas formas.
Nuestras dos asociaciones potencian "la vida consagrada en el mundo", diferente a la que se vive en "las Órdenes religiosas, que tiene sus propios cauces". No se pretende sustituir el carisma de ningún fundador, sino potenciar esa realidad de la consagración.
b) Vivencia orante y sacramental. La oración y los sacramentos son la base y alimento indispensables para nuestra vida en la fe, para poder mostrarla a los demás en nuestros actos y, gracias al estudio y la formación necesarios, también en nuestras palabras. Ayudarnos mutuamente para mantener un equilibrio armónico de todos estos aspectos, respondiendo a nuestras obligaciones como miembros de una familia y una sociedad, es el reto fundamental que nos planteamos como asociación., que nos ayude a ver, amar y reflejar, como él lo hizo, la Luz de Dios.
c) Acción evangelizadora, la encontramos, fundamentalmente, en el Concilio Vaticano II: "como lo propio del estado de los seglares es el vivir en medio del mundo y de las ocupaciones temporales, ellos son los llamados por Dios para que, fervientes en el espíritu cristiano, ejerzan su apostolado en el mundo a la manera de fermento" (Decreto Apostolicam Actuositatem, 2).
Esta tarea evangelizadora une necesariamente a los laicos y a las personas consagradas. Esta posibilidad de vida comunitaria es objetivo fundamental de nuestra Asociación.
Si bien el Concilio Vaticano II ha puesto especial empeño en convocar a los seglares al apostolado, también nos hace ser conscientes de que, como laicos, nos resulta imprescindible apoyarnos en aquellas personas que han recibido del Espíritu Santo, por medio del sacramento del Orden sacerdotal, la capacidad de representar al Señor entre nosotros. Así, nos proponemos atender a la advertencia de Jesús: "el que permanece en Mí y Yo en él, ése da mucho fruto, porque sin Mí no podéis hacer nada" (Jn 15, 5).Esta relación comunitaria se extiende a todas las personas consagradas.
d).- Potenciar la vida en comunidad, a través de los Centros. Este objetivo tiene su fundamento en la Tradición de la Iglesia. Desde sus principios, los fieles, primariamente unidos en familias, han vivido su cristianismo en comunidad: "La muchedumbre de los que habían creído tenían un corazón y un alma sola, y ninguno tenía por propia cosa alguna, antes todo lo tenían en común" (Hch 4, 32). Por otra parte, que esta asociación sea explícita es particularmente necesario cuando nos encontramos en "tierra de misión", como era el caso de los primeros cristianos y como lo es en nuestra sociedad.
Esta vida en comunidad, creemos que es muy conveniente para las formas de vida consagrada que por sus mismas características - no tienen la estructura de la Orden religiosa, ni de Instituto Secular- y por ello tiene unas dificultades especiales tanto de ser de ser conocido, como de apoyo entre quienes eligen este estilo cristiano de vida.
La consagración, aún siendo pública, es personal y particular. Que no se renuncia a su propio trabajo, del que se vive, sino que lo ejerce en espíritu de servicio y de evangelización. En estas circunstancias, es conveniente la posibilidad de la vida comunitaria en los centros, abierta a toda la riqueza de la Iglesia.
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