Hombre de
oración
® La vida de oración es otro componente esencial de la santidad
sacerdotal. A través de la oración el sacerdote debe tener una relación de
profunda amistad con Dios:
“A los sacerdotes digo que sepan que han de tener un trato muy familiar
con Dios, un admitirlos Dios a su conversación como amigos suyos” (Plática
3).
® La figura del Maestro Ávila es la de un hombre de oración, de un
contemplativo que estaba siempre en la presencia de Dios.
® Sus biógrafos señalan que no predicaba un sermón que no estuviese
precedido de muchas horas de oración.
® Hacía todos los días dos horas de oración por la mañana y dos
horas por la tarde
® El sacerdote que no reza no puede aconsejar eficazmente a los demás:
“No hay
cosa que más ha de amar y tener, el que dirige (almas), que la oración. El
sacerdote que no ora no ha aprendido sus ceremonias, y si no ora, darme ha por
consejo de Dios, consejo suyo; por respuesta divina, respuesta de hombre” (Sermón
5 [2]).
® El tema la oración sacerdotal está ampliamente explicado en los diversos
escritos avilistas. La Plática segunda está casi toda centrada en este tema:
"Y aquél ha de tener por oficio orar, que
tiene por oficio el sacrificar, pues es medianero entre Dios y los hombres,
para pedirle misericordia" (Plática 2ª). Se necesitan "en la Iglesia corazones de madre en los
sacerdotes que amargamente llorasen de ver muertos a sus espirituales hijos"
(Plática 2).
® Esta oración se traduce en los gemidos del
Espíritu, puesto que es don suyo (Plática 2ª; cfr. Rom 8,26-27). Y aunque el
sacerdote no pueda pasar siempre las noches en oración, "a lo menos tiene sus ratos diputados para
ello" (ibídem). "Conviénele
orar al sacerdote, porque es medianero entre Dios y los hombres"
(Plática 3ª). "¡Oh sacerdotes!...
habíamos de andar siempre importunando a Nuestro Señor con oraciones"
(Sermón 13).
® Intercesión e intimidad se relacionan estrechamente:
"Esto, padres, es ser sacerdote, que
amansen a Dios cuando estuviere, ¡ay!, enojado con su pueblo; que tengan
experiencia que Dios oye sus oraciones y les da lo que piden, y tengan tanta
familiaridad con él" (Plática 1ª).
® En cuanto a la naturaleza de la oración, la define como un
coloquio secreto y amigable:
“Y por la oración entendemos aquí una secreta e interior habla con que
el ánima se comunica con Dios” (Plática 70).
® Insiste de diversas maneras en la necesidad de la oración:
“Todos los engaños vienen de no orar. Tráete la carne halagos, convídate
el mundo, date muerte diciendo que es vida, ¿no oras, no te encomiendas a Dios?
No te espantes que todo te derribe y todo te engañe” (Sermón 13).
No hay comentarios:
Publicar un comentario