En este domingo dos ideas son hilo
conductor de las lecturas: la hospitalidad y a la atención a Dios.
La hospitalidad de Abraham, que corre a
atender a sus huéspedes, contrasta con la hospitalidad en la casa de Marta y
María.
Atender a Dios, no es desvivirse por Él, sino escuchar su Palabra y ponerla en práctica.
En esta Cristo pone el énfasis, en
su Palabra, más que en la laboriosidad de la atención.
No quiere decir que la acción no sea
importante, sino que ésta debe ser sustentada por la escucha de la Palabra.
El envío misionero se produce tras
alimentarnos de la Palabra y el Pan.
Es Cristo, quien nos ofrece su
Iglesia como lugar de encuentro.
Es Él quien nos invita a su tienda, en el
Salmo tenemos las actitudes para acercarnos y estar en intimidad con Ël.
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