domingo, 26 de enero de 2014

CENACULOS de BETANIA.

ETAPAS DE LA VIDA CONTEMPLATIVA
Marta:
Nuestra primera conversión se dirige a tratar de enderezar y limpiar nuestra vida consciente ordinaria. Marta está justo haciendo esto. Ella está en la primera etapa de la travesía espiritual –la vía purgativa-. La vía purgativa consiste en darse cuenta de cómo nuestras necesidades inconscientes afectan la vida diaria ordinaria, incluyendo nu...estro servicio a Dios. Nos resulta desconcertante reconocer que mezclado con nuestras buenas intenciones están estas actitudes infantiles. Son necesarias en la primera infancia para poder sobrevivir, pero totalmente inapropiadas ahora que hemos crecido.

Marta le está preparando a Jesús una gran cena. Ella resiente la actitud desapegada de Jesús en lo referente a su trabajo. Lo confronta diciéndole: “¿Ni te importa que mi hermana esté ahí sentada a tus pies sin hacer nada? Dile que me ayude”. Noten el tono de indignación. En los comienzos de nuestra travesía espiritual a menudo tenemos una relación de co-dependencia con Dios. Por ejemplo, le diríamos a Dios: “Dame lo que quiero o no oro más”. A pesar de que Marta está ocupada sirviendo a Jesús, su motivación esta cargada de egoísmo. El origen de su frustración parece ser que ha perdido el control de la situación. No puede servir la cena a tiempo. Su hermana no la ayuda. Cada vez que nos inquietamos por algo, el origen está primariamente en nosotros. Quejándose de que María esta sentada a los pies de Jesús es la manera de Marta proyectar su problema en otra persona. Marta necesita dejar ir su apego a los resultados de su trabajo. Ella está activa en el servicio de Dios pero su actividad no es el servicio contemplativo. Ella está trabajando para ella misma. Sin duda alguna ella cree que está trabajando únicamente para Dios, pero realmente sus motivaciones son mixtas.
Los apóstoles Pedro, Santiago y Juan estaban en la misma situación. Eran seres humanos como el resto de nosotros, con todo tipo de problemas. Emociones aflictivas tales como pena, ira, celos, envidia, vanidad, desánimo y orgullo están enraizadas en el hecho de que no conocemos cuál es nuestra verdadera motivación. El empujón que da la enseñanza inicial de Jesús en el evangelio es el reto a crecer! Nuestra tendencia a obtener, en un entorno determinado, los símbolos de seguridad y supervivencia; de afecto y estima; y de poder y control está condenada a la frustración. Virtualmente Marta le dice a Jesús: “¡Será mejor que tú consigas que esa hermana mía me ayude si es que quieres comer!”Jesús le responde: “¡Marta!” (Casi podemos sentir el suave tono de reproche en la voz de Jesús), “Marta, te preocupas por muchas cosas, pero una sola es necesaria. María ha escogido la mejor parte y no le será quitada”.
Esa fue la palabra de sabiduría de Jesús para Marta. Una palabra de sabiduría no es necesariamente un reproche. No es más que la afirmación de un hecho. No hay nada malo con la actividad de Marta. Lo defectuoso es su motivación. En el cristianismo la motivación lo es todo.

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