Un anuncio inunda este tiempo pascual: "Jesús ha resucitado, y con Él resucitaremos todos". Así lo creemos y así es. Si no lo fuera, nuestra fe sería algo vacío, nuestra vida tremendamente desgraciada, algo sin sentido. Pero no, Cristo ha resucitado y ha sido ensalzado
hasta la diestra del Padre, donde está para interceder por nosotros. Por eso hay que alegrarse hasta cantar de gozo en este tiempo pascual, dejar cauce libre a la alegría.
Como
se dice, "la vida continua". Y podemos comprobar que después del
triunfo de Jesucristo, la vida de un cristiano no siempre esta marcada por la
experiencia del resucitado. Pero para el
que cree en Cristo la muerte no es más que un mal sueño, una pesadilla, unas
lágrimas y suspiros, quizás, que dan paso a la esperanza y a la paz.
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