“Acción de gracias”
La realidad primera de la historia bíblica es el don de Dios,
gratuito, sobreabundante, sin revocación. El encuentro con Dios no
sólo pone al hombre en presencia del absoluto, sino que lo colma y
transforma su vida.
La acción de gracias aparece como la respuesta a esta gracia
progresiva y continua que había un día de florecer in Cristo. La
acción de gracias, a la vez toma de conciencia de los dones de Dios,
arranque muy puro del alma penetrada de maravilla por esta
generosidad, reconocimiento gozoso ante la grandeza divina, es
esencial en la Biblia porque es una reacción religiosa fundamental de
la criatura que descubre en una trepidación de gozo y de
veneración, algo de Dios, de su grandeza y de su gloria. El pecado
capital de los paganos consiste, según san Pablo, en «no haber
dado a Dios gloria ni acción de gracias» Rm 1,21. Y, en efecto,
entre la masa de himnos creados por la piedad mesopotámica, la
acción de gracias es excepcional, al paso que es frecuente en la
Biblia, en la que suscita poderosos arranques.
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