"El calendario litúrgico con sus diversas fiestas les ofrece a los pensamientos y sentimientos, a las imágenes e ideas que se encuentran desplazadas en el inconsciente la posibilidad de expresarse y de representarse. Nos muestran imágenes y símbolos que corresponden a nuestros sueños. En nuestro idioma cotidiano, no tenemos las palabras ni los conceptos para lo que transcurre debajo de la superficie. Y sin embargo, esto debe ser elevado al idioma para que no se quiebre ni nos produzca una fisura incurable. Cuando puede expresarse, puede desarrollar un efecto curativo en nosotros y nos infunde nuevas fuerzas y un equilibrio interior.
Las imágenes y los símbolos del calendario eclesiástico nos muestran quiénes somos en realidad. Elevan nuestros pensamientos y sentimientos inconscientes al consciente y le dan una forma de expresarse. Todo esto nos hace bien. Nos libera del miedo de que, en el inconsciente, algo se nos anegue. Y nos da la posibilidad de relacionarnos con toda franqueza con nuestro inconsciente. El calendario eclesiástico no nos dicta clases de psicología sobre nuestro inconsciente, tampoco lo analiza, sino que lo representa en imágenes y símbolos, en la fiesta de la liturgia, en ritos y gestos. Saca a la luz los contenidos inconscientes y los pone en acción.
La liturgia es, al fin y al cabo, una representación, una representación santa que integra a todos y los hace partícipes de lo representado, del misterio de la festividad, del misterio de nuestra redención". (Anselm Grün)
La liturgia es, al fin y al cabo, una representación, una representación santa que integra a todos y los hace partícipes de lo representado, del misterio de la festividad, del misterio de nuestra redención". (Anselm Grün)
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