En la visita al Santisimo.
Oración de preparación
Luego de acomodarte en una de las bancas o reclinatorios, de rodillas, realiza una oración para preparar tu corazón.
Puede ser una que tú mismo hagas espontáneamente o una que saques de
algún devocionario. Te recomendamos esta oración del S.S. Pio XII:
«Oh
Dulcísimo Jesús, presente en el Sagrario, que escuchas
piadoso nuestras súplicas humildes, para presentarlas al trono del
Altísimo, acoge ahora los anhelos ardientes de nuestros corazones.
Ilumina nuestras inteligencias, reafirma nuestras voluntades, revitaliza
nuestra constancia y enciende en nuestros corazones la llama de un
santo entusiasmo, para que, superando nuestra pequeñez y venciendo toda
dificultad, sepamos ofrecerte un homenaje no indigno de tu grandeza y
majestad y adecuado a nuestras ansias y santos deseos. Amen».
Lectura espiritual y meditación
La puedes escoger en ese mismo momento, pero también es conveniente que leas el Evangelio del día, o escojas una lectura de tu devocionario.
Luego de esta lectura haz silencio y medita lo que acabas de leer. Es
importante que en este momento trates de silenciar tu mente y tu corazón
para escuchar lo que Dios te dice. El silencio es aquella puerta que
predispone al alma para escuchar. Si lees una escena del Evangelio
puedes imaginarte la escena y meditar sobre lo que te dice, sobre cómo
participas tú y sobre los sentimientos y pensamientos que esta lectura
suscita en tu corazón.
Esta es una práctica personal que sirve mucho. Puedes llevar un diario del Santísimo
donde escribas algunas meditaciones de lo que acabas de pensar y
sentir. Esto es como una ayuda memoria para tu vida espiritual y te
recuerda los momentos que, al lado del mismo Dios, acabas de vivir.
Volver a nuestros encuentros con el Señor nos fortalece en los momentos
difíciles.
Ora
Luego de tu meditación puedes rezar
un rosario, el vía crucis, alguna oración sobre la Eucaristía o la
Liturgia de las horas (esto último de acuerdo a la hora en que te
encuentres).
Realiza una comunión eucarística o la estación eucarística
Frente al Santísimo expuesto puedes recibirlo en tu corazón realizando una comunión espiritual.
Esta comunión es también válida si por algún impedimento no puedes
recibir el sacramento de la Eucaristía. Te dejamos esta oración, que no
es la única (existen otras más que puedes consultar). Luego de la
comunión espiritual puedes realizar la llamada Estación ante el
santísimo que consiste en rezar cinco veces el padrenuestro, el avemaría
y el Gloria en memoria de las cinco llagas de Jesús crucificado y un
padrenuestro más por las intenciones del Santo Padre.
«Creo,
Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el
Santísimo Sacramento del Altar. Os amo sobre todas las cosas y deseo
vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora
sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. Y como
si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no
permitas que jamás me aparte de Ti. Amén».
Oración Final (alabanzas de desagravio)
Al
terminar tu adoración realiza una oración de despedida, puede ser
propia o también del devocionario. Agradece por el momento vivido,
ofrece la adoración por alguien necesitado y pide lo que necesites. Así
también puedes decir las alabanzas de desagravio que son oraciones que
tiene la finalidad de luchar contra el mal del mundo:
«Bendito sea Dios.Bendito sea su santo Nombre.Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.Bendito sea el nombre de Jesús.Bendito sea su Sacratísimo Corazón.Bendita sea su Preciosísima Sangre.Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.Bendita sea su gloriosa Asunción.Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.Bendito sea San José, su castísimo Esposo.Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Amén».
No hay comentarios:
Publicar un comentario