Caminar desde Cristo.: Comentario a las Lecturas del I Domingo de Advient...: I
En este tiempo litúrgico fuerte, el Adviento, que hoy comenzamos, nos preparamos, pues, para la venida del Mesías.
Es un tiempo en que los cristianos estamos invitados a reflexionar sobre el sentido de la esperanza cristiana.
¿Qué significa? ¿Por qué?¿A quién esperamos? ¿Cómo esperamos?
¿Qué significa? ¿Por qué?¿A quién esperamos? ¿Cómo esperamos?
La esperanza cristiana es la actitud vital que nos hace trascender de nosotros mismos para mejorar todo cuanto existe a nuestro alrededor. El cristiano tiene la esperanza de que el mundo puede cambiar, y también el corazón humano, sus ideas y sus sentimientos,
porque posee la libertad.
porque posee la libertad.
Sin esperanza y sin confianza estamos desnortados y vamos a la deriva. La esperanza cristiana da un sentido último a nuestra vida. Pero, ¿en quién esperamos?
Esperamos a Jesús, el Cristo. Él nos ayudará a vivir atentos a nuestro devenir histórico y personal.
A).- ¿Por qué esperamos?
Sin esperanza la vida carece de sentido. Todo se construye sobre la certeza de que, realmente, hay una respuesta a nuestras inquietudes. El mundo, la sociedad, la economía, el ser humano, todo puede llegar a cambiar y mejorar para alcanzar su plenitud.
San Pablo lo explica muy bien en la lectura de su carta a los romanos: vivamos como en plena luz del día, sin excesos, sin desenfreno, sin riñas y rencores (Rm 13, 11-14). Es decir, conscientes y despiertos, con amor de caridad. Vestíos del Señor Jesucristo, o, en otras palabras, que nuestra vida sea fiel imagen de la de Cristo.
La mejor manera de esperar es esta:
no como aquel que espera sentado a que pase el tren, sino con la actitud vital del que hace que las cosas sucedan a su alrededor.
no como aquel que espera sentado a que pase el tren, sino con la actitud vital del que hace que las cosas sucedan a su alrededor.

misterio de Cristo y llamados a su encuentro en la eternidad, volvemos a la convivencia en un mundo en el que los hombres, nuestros hermanos, viven las más de las veces inconscientes de la necesidad que tienen de Cristo. Es preciso, es urgente que seamos luz para ellos.
Las lecturas de este domingo son una llamada a renovar nuestra fe y nuestra responsabilidad esperanzada ante el misterio salvífico de Cristo, que vino, viene y vendrá.
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