Hoy, como
desde hace siglos, se sigue hablando si estamos en una etapa final de la
historia, del hombre y del mundo mismo. ¿Qué hacer? ¿Cómo reaccionar? ¿Hacia
dónde caminar? Las pistas nos las ofrece el evangelio de este día: “No hagáis
caso”.
Estamos en la hora del testimonio. Nos toca, hoy más que nunca, separar la paja del trigo, la auténtica fe de la religión a la carta. ¿Qué conlleva todo ello? Incomprensión, persecuciones o incluso el intento sistemático de reducir lo religioso al ámbito privado. Para los creyentes sigue la llamada a hacer la voluntad de Dios y a no renunciar a lo que es constitutivo de la misma Iglesia.
De las lecturas de hoy
emana un mensaje de esperanza, el juicio
será para la salvación, no para la condenación. La palabra de Dios nos habla
del final de los tiempos con una literatura apocalíptica. Tanto el evangelio
como la primera lectura del profeta Malaquías nos hablan de catástrofe,
enfrentamientos, divisiones, guerra y destrucción. Sin embargo, lo importante
es el mensaje final en ambas lecturas: "iluminará un sol de justicia que
lleva la salud en las alas", "ni un cabello de vuestra cabeza
perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas".