viernes, 16 de marzo de 2012

CARTA DE GÜIGO EL CISTERCIENSE AL HERMANO GERVASIO SOBRE LA VIDA CONTEMPLATIVA. (II)


II. LAS CUATRO GRADAS (de la escala espiritual)
Cierto día, ocupado en un trabajo manual, comencé a pensar sobre la actividad espiritual del
hombre, y se presentaron improvisadamente a mi reflexión cuatro gradas espirituales, es decir: la
lectura, la meditación, la oración y la contemplación. Esta es la escala de los monjes, que se eleva de la tierra hacia el cielo, compuesta, en realidad de pocas gradas, no obstante ser de inmensa e increíble altura, cuya base esta apoyada en la tierra, mientras que la cumbre penetra las nubes y hurgan los secretos del cielo. Estas gradas como son distintas por sus nombres y su número, lo son también por su orden e importancia. Si se estudian atentamente sus propiedades y sus funciones, que efectos producen en nosotros, en que se diferencian entre ellas y en que relación jerárquica se ordenan, parecerán breves y livianos el trabajo y el empeño que se habrá dedicado, frente a la gran utilidad y dulzura que de ellas se recabarán.

De hecho la lectio es un estudio de las Escrituras, hecho con un espíritu totalmente concentrado para comprenderlas. La meditación es una acción del entendimiento que se concentracon la ayuda de la razón para investigar las  verdades ocultas. La oración es dirigir con fervor el propio corazón a Dios para evitar el mal y llegar al bien. La contemplación, es, por así decirlo, una elevación del alma, que se eleva por encima de si misma hacia Dios, gustando así las alegrías de la eterna dulzura. Luego de haber descrito las cuatro gradas, nos resta ver la función que desarrollan para nosotros.


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