CARTA DE GÜIGO EL CISTERCIENSE AL
HERMANO GERVASIO SOBRE LA VIDA CONTEMPLATIVA (VI).
XI.
CON QUE PRUDENCIA EL ALMA DEBA PORTARSE LUEGO DE LA VISITA DE LA GRACIA
DEL SEÑOR.
Pero,
atención, oh esposa: cuando el Esposo se ausenta no va lejos. Y si tú no lo
ves, El te ve siempre a ti. Está lleno de ojos por delante y por detrás,
jamás podrás ocultarte de El. El tiene a tu lado, como enviados,
espíritus, como muy atentos y sagaces mensajeros, para observar como te portas
en la ausencia del Esposo y para delatarte a El si notan en ti alguna señal de
impureza o de ligereza. Este Esposo es celoso: si por acaso te acercas a
otro amante, si te preocupas de agradar más a otros que a El, de inmediato se
aleja de ti para unirse a otras jóvenes. Este Esposo es delicado,
es rico, de hermoso aspecto más que cualquier otro hijo del hombre, y por lo
mismo también quiere una esposa bonita. Si advierte en ti alguna
mancha o alguna arruga de inmediato apartara sus ojos de ti. Sé, por lo
tanto, casta, llena de pudor y humilde, de tal modo de merecer la frecuente
vista del Esposo.
Temo
haber hablado demasiado sobre esto, pero me llevó a ellos una materia tan rica
y al mismo tiempo tan dulce. No me movía tanto a seguir un antojo mío sino más
bien, hasta a pesar mío, su dulzura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario