viernes, 8 de marzo de 2013

Comunicar la Fe(III)

4. No cuentes, muestra

Este principio fundamental de buena escritura se aplica a la comunicación en general. Solemos preferir una historia a una charla, y prestamos más atención a la experiencia que a los argumentos. Eso no quiere decir que no se deban utilizar argumentos, de hecho este libro está lleno de ellos. . Pero siempre que puedas, compleméntalos con ilustraciones: anécdotas sobre experiencias personales o situaciones hipotéticas que ayuden a “imaginar” lo que quieres decir. En lugar de contar que la Iglesia ayuda a los que padecen el SIDA en África, habla de los hospitales y dispensarios en los pueblos más remotos del campo africano, donde las monjas cuidan de los pacientes en cabañas que se caen a trozos. En vez de contar que necesitamos más hospicios (instituciones desconocidas para la gran mayoría), describe lugares en los que se ayuda y tranquiliza a los enfermos terminales, invítales a imaginar cómo sería la situación si dispusiéramos de más. No te sientas el portavoz de una compañía distante, sino un discípulo encantado de compartir historias.
 

5. Piensa en triángulos

Imagínatelos como un triángulo. Cuando estés hablando, piensa en cómo se relaciona el tema con ese triángulo y después argumenta. No dejes que los demás te distraigan y te hagan dejar tus ideas principales. Tampoco esperes al momento “ideal” para sacarlas, simplemente identifica en qué punto del triangulo puedes meter la discusión.
A pesar de que los “mensajes principales” al final de cada capítulo sean más de tres, es un buen momento para elegir tus tres puntos. Al menos uno de esos mensajes debería tratar la intención positiva detrás de la crítica. Una vez hecho esto, te permite continuar con las otras dos ideas.

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