Lectura y escritura espiritual
Son muchas
las veces que en el orden espiritual.., la lectura y la escritura producen en
el lector y en el escritor unos efectos muy similares. Y lo digo con cocimiento
de causa, pues como escritor, también soy lector, es más, no concibo que
alguien pueda escribir si previamente no se ha documentado sobre el tema que va
a escribir, y para documentarse hace falta leer. Y esa lectura que se hace
tiene siempre un contenido espiritual que es tanto como decir, de amor a Dios.
En
definitiva tanto si leemos como si escribimos, algo relacionado con Dios,
estamos orando porque orar es contactar con Dios y tratar de aumentar nuestro
conocimiento de Dios. Porque es cosa bien sabida que el que ama desea conocer
todo del amado y cuanto más se ama más se desea conocer, porque en el
conocimiento de Dios, ningún ser sea humano o angelical, puede alcanzar el
límite de tal conocimiento, pues como bien sabemos Dios es ilimitado en todo.
Dios tanto
al lector como el escritor nos habla por medio del texto escrito, sea este un
libro, una glosa o cualquier otra clase de texto. Y nos habla suave o
fuertemente, incluso gritándonos… Nosotros, tomamos un texto y si lo leemos con
atención, Dios nos está hablando suavemente con la dulzura propia que emana de
su amor a nosotros, pero de pronto, algo una frase un pensamiento nos llama la
atención, nos impacta, se diría que alguien lo ha escrito pensando en mí, en lo
que me pasa; es entonces cuando Dios nos está gritando.
Es el
Espíritu Santo quién actúa. El lector siempre desconoce, qué es, lo que va a
leer en la página siguiente, pero es el caso, de que el escritor también muchas
veces lo ignora, pues mentalmente, se tiene un esquema de lo que se va a
escribir y como se va a hacer la exposición, pero resulta, que uno no se
explica cómo ni porqué, pero termina
escribiendo sobre algo que le aparta del esquema que se había trazado.
Incluso resulta muchas veces en las escrituras de las glosas, que uno ha de
cambiar el titulo inicial que escogió, pues nada tiene con lo que uno termina
de escribir. Y es que el Espíritu Santo, así se las gasta, y nos lleva adonde
no pensábamos llegar. Me viene a la mente las palabras del Señor: “… pero
cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará
adonde tú no quieras. 19 Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a
glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: Sígueme”. (Jn 21,18-19). Desde luego que
ni tú ni yo somos digno de tener la muerte que tuvieron los apóstoles… Pero el
soñar no cuesta dinero y aumenta nuestro amor
a Él.
Cuando se
publicó, el libro, “Conversaciones con mi ángel”, quedé sorprendido de la
rapidez con que se había agotado la
primera edición. Le pedí entonces a mi editor, que me valorase el por qué este
libro había tenido más éxito que los anteriores a los cuales yo consideraba
doctrinalmente más profundos, La respuesta que obtuve, era lógica humanamente
hablando: Y es que la mayoría de los lectores, no buscan lo denso que es lo que
aburre, sino lo superficial que es lo ameniza y entretiene. Algunos aún no han
salido de su niñez como lectores y les encantan los libros con fotografías y
dibujos. Bien es verdad que una imagen vale más que mil palabras, pero en el
orden espiritual, no existe fotografía o dibujo que pueda superar la palabra
del Señor. Solo les atrae lo denso,
doctrinalmente hablando, a las personas cuyas almas se encuentran en un avanzado estado de entrega al Señor y
consecuentemente necesitan más conocimientos, porque quieren conocer más acerca
a su Amado.
Schema Israel,
oración con la que repetidamente el Señor, desde niño, oro muchas veces, como
buen israelita: “Escucha, Israel: Yahvéh nuestro Dios es el único Yahvéh.
Amarás a Yahvéh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu
fuerza. 6 Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. 7 Se la
repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas
de viaje, así acostado como levantado; 8 las atarás a tu mano como una señal, y
serán como una insignia entre tus ojos; 9 las escribirás en las jambas de tu
casa y en tus puertas”. (Dt 6,4-9).
Pero como hay gente para todo, he procurado desde entonces,
en lo que escribo satisfacer a todo el mundo, tratando de amenizar lo denso y
de densificar lo ameno, que muchas veces resulta que es demasiado trivial o
frívolo, lo cual no ayuda al alma a encontrar su caminos hacia Dios, aunque son
muchas las formas de poderse llegar al cielo. Porque lo importante para llegar
al cielo, no es tampoco, tener grandes conocimientos de teología ya que, cuando
lleguemos arriba nadie nos va a examinar de esta asignatura, Allí lo
importantes será: amar, amar y sobre todo y ante todo, amar al Señor y
haber luchado aquí abajo, para que todos
le amemos a Él, tal como Él desea y nos lo especificó nos lo dice el
(Tomado del Blog Juan
del Carmelo).
No hay comentarios:
Publicar un comentario