Una escuela
del servicio divino.
Te proponemos tener en tu vida una REGLA que te facilite vivir en el servicio divino. En
ella no esperamos establecer nada duro ni penoso. Pero si, cuando sea
conveniente, para enmendar los vicios y conservar la caridad, se presenta algo
un poco más constante y vigilado que de ordinario, no abandones en seguida, asustado, el camino
de la salvación, que necesariamente ha de iniciarse con un comienzo estrecho. Pues
al progresar en la vida espiritual y en la fe, dilatado el corazón, se corre
con una dulzura de amor indecible por el camino de la voluntad y providencia de
Dios. Así, pues, no apartándonos nunca
de su Palabra iluminadora y perseverando en el descubrimiento de su voluntad hasta
la muerte, participemos con nuestra paciencia en los sufrimientos de la vida a
semejanza de Cristo, para que también merezcamos compartir con él su reino.
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