viernes, 27 de junio de 2014

Pecado y salvación.

San Ambrosio es en la tradición cristiana, quien ha expresado con mayor insistencia y vigor la convicción que en el designio de Dios el pecado tiene su preciosa positividad, y por lo tanto forma parte del comienzo del proyecto que ha dado existencia a este universo de hecho existente.

Él percibe en forma muy viva el sentido del pecado, de su gravedad, de su universalidad y de su presencia determinante en la vida del hombre. Pero la consideración del pecado siempre es invocada por él para que emerja y se imponga a la atención la misericordia divina, la que nos es dada en Cristo y es la característica primaria de este orden providencial. De allí la insistencia con la que afirma la “utilidad” espiritual que la gracia logra extraer también siempre de las más graves transgresiones.

Presentamos como reflexión algunas frases ambrosianas para reflexionar.

"Mi culpa se ha convertido para mí en el precio de la redención, a través de la cual Cristo ha venido hacia mí. Por mí Cristo ha saboreado la muerte. Es más provechosa la culpa de la inocencia. La inocencia me había hecho arrogante, la culpa me ha hecho humilde" (sobre Jacob y la vida bienaventurada, I, 21).

"El Señor sabía que Adán caería para ser después redimido por Cristo. ¡Feliz derrumbe, que tiene una reparación más bella!". Esta frase la encontramos luego parafraseada en el Exultet [de la vigilia de Pascua]: “O felix culpa...” (Comentario al Salmo 39, 20).

"Nosotros, que hemos pecado más, hemos ganado más, porque tu gracia nos hace más bienaventurados de nuestra ausencia de culpa" (Comentario al Salmo 37, 47).

"El mal tiene inclusive en sí una utilidad y el mal se ha insinuado también en los santos por una voluntad providencial del Señor" (Apología de David, 7).

"Oh, Señor Jesús, soy más deudor de los ultrajes que has sufrido por mi redención, que no de tu poder para mi creación. Para nosotros habría sido inútil nacer, si no nos hubiera beneficiado ser redimidos". Encontramos reproducida literalmente esta frase en el Exultet: "Nihil enim nasci profuit nisi redimi profuisset" (In Lucam II, 41).

"La culpa nos benefició más que lo que nos perjudicó, porque dio ocasión a la misericordia divina de redimirnos" (Sobre la institución de las vírgenes, 104).

"Dios quiso que hubiese más hombres para salvar y a los cuales perdonar el pecado, que tener solamente al único Adán que quedase libre de la culpa" (sobre el Paraíso, 47).

"Agradezco al Señor Dios nuestro que ha creado una obra tan maravillosa en la cual encontrar su descanso. Creó el cielo, y no leo que haya descansado; creó el sol, la luna y las estrellas, y no leo que ni siquiera entonces haya descansado; pero leo que ha creado al hombre y que en ese momento descansó, al tener un ser al que perdonar los pecados" (Hexamerón, IX, 76).

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