Medios para cuidar la vida espiritual.
Estos son los
instrumentos del arte espiritual. Si con
perseverancia los usamos día y noche y
en el día del juicio los devolvemos, el Señor nos recompensará con el premio
que nos prometió: Ni el ojo vio, ni el
oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que le
aman . Pero el taller donde incansablemente debemos practicar estas cosas es en
la realidad de nuestra vida cotidiana y
en nuestro grupo de comunidad o Cenáculo de ORACION..
CENACULO de BETANIA.
Tener presente que somos peregrinos y nuestra meta es la vida eterna..
Desear la vida eterna con anhelo espiritual. Tener cada día presente ante los ojos la muerte. Vigilar constantemente la propia conducta. Estar seguro que en todo lugar Dios te está mirando. Los malos pensamientos que nos vengan al corazón estrellarlos inmediatamente contra Cristo y manifestarlos al anciano espiritual. Guardar la boca de conversación mala o deshonesta. No ser amigo de hablar mucho. No hablar a lo tonto o por hacer reír. No gustar de reír mucho o estrepitosamente.
Desear la vida eterna con anhelo espiritual. Tener cada día presente ante los ojos la muerte. Vigilar constantemente la propia conducta. Estar seguro que en todo lugar Dios te está mirando. Los malos pensamientos que nos vengan al corazón estrellarlos inmediatamente contra Cristo y manifestarlos al anciano espiritual. Guardar la boca de conversación mala o deshonesta. No ser amigo de hablar mucho. No hablar a lo tonto o por hacer reír. No gustar de reír mucho o estrepitosamente.
Al empezar cualquier
obra buena, pídele al Señor con
insistente oración que la lleve a término,
para que, pues ha querido contarnos ya entre el número de sus hijos,
jamás se deba afligir por nuestras malas obras. Siempre debemos cuidar
los dones que ha puesto en nosotros, descubrirlos y hacerlos crecer como en los
talentos de la parábola: " Porque el
reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y
les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro
dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue
lejos...". (Mateo
25:14-30).
Poner la
esperanza en Dios.
Poner tu esperanza en Dios. Cuando veas en tí algo bueno, atribúyaselo a Dios y
no a tí. Dale gracias al Señor que está haciendo en ti una gran obra. En
cambio, reconoce siempre el mal que has hecho y tente por responsable, pídele ayuda al Espíritu
Santo que fortalezca tu voluntad y te dé su luz.
Cuidar la vida espiritual y la oración. Orar para que Dios
culmine su obra.
Ten un director
espiritual. Oír con gusto lecturas santas.
Darse con frecuencia a la oración.
Reconocer a diario en
la oración ante Dios los pecados pasados. Enmendarse en adelante de esos mismos
pecados. Déjate reconciliar por Dios, Padre rico en Misericordia
No querer ser tenido por santo antes de serlo, sino
serlo primero para que lo digan con razón.
Nunca dudar de
la misericordia de Dios.
Poner por obra a diario los preceptos de Dios. Amar la castidad. No odiar a nadie. No tener celos. No obrar
por envidia. No ser amigo de discordias.
Huir de la arrogancia. Venerar a los ancianos. Amar a los jóvenes. Orar por los
enemigos en el amor de Cristo. Antes de
acabar el día hacer las paces con quien se haya reñido. Y jamás desesperar de
la misericordia de Dios
Se humilde.
La Sagrada Escritura, nos advierte
con voz muy fuerte diciendo: Todo
el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Al decir esto nos muestra que toda exaltación
es una forma de soberbia. El profeta
indica que la evitaba al decir: Señor,
mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros, no pretendo grandezas que
superan mi capacidad. Y, ¿qué pasará si no fui humilde, si se ensoberbeció mi alma? Tratarás
a mi alma como al recién destetado en brazos de su madre.
Amar a Dios y
al prójimo.
Ante todo, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con
todas tus fuerzas y al prójimo como a ti mismo.
Y luego no matarás, no cometerás adulterio, no robarás,
no codiciarás, no darás falso testimonio. Honra a todos los hombres y no
hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti.
Socorrer a los pobres, vestir al desnudo, visitar al enfermo, enterrar a los muertos. Ayudar al atribulado, consolar al afligido. Hacerse ajeno a la conducta del mundo, no anteponer nada al amor de Cristo.
Amar a los
enemigos.
No dejarse llevar de la ira, ni guardar
resentimiento. No ser falso por
dentro, ni dar la paz fingida. No echarse atrás en la caridad. No jurar para no hacerlo en falso, decir la verdad con el corazón y con los
labios. No devolver mal por mal. No hacer daño a otro, sino llevar con
paciencia el que le hagan. Amar a los
enemigos. No maldecir a los que le
maldicen, sino bendecirles. Sufrir la persecución por la justicia.
No darse a lo cómodo No ser orgulloso,
ni bebedor, ni comilón, ni dormilón, ni perezoso, ni murmurador, ni calumniador.
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