lunes, 30 de junio de 2014

Fidelidad en la oración.



PERMANECER FIEL A LA ORACIÓN.
Aunque tengamos dificultades para orar, debemos imitar a Daniel, del que está escrito: " Entró en su casa. Las ventanas de su cuarto superior estaban orientadas hacia Jerusalén,
y tres veces al día se ponía de rodillas orando y alabando a su Dios, como había hecho siempre" (Dn 6, 11). A primera vista, sus obligaciones para con el Estado parecían ocupar todo su tiempo. No obstante, permanecía fiel a la oración diaria, dando así al César lo que es del César, ya Dios lo que es de Dios (Mc 12 , 13-17). Objetará alguno:" ¿Para qué ese riesgo? ¿no podía haber orado  durante el día en el interior de su corazón, y de noche, si quería, dedicarse a la oración en el secreto de su casa ? “Yo contesto: Podría haberlo hecho, pero no quiso. Si hubiera procedido así, ministros y sátrapas del Estado pudieran haber dicho con razón: "¿Cómo? ¿Teme a su Dios pero al mismo tiempo también al rey, pues acata sus órdenes? " ¡Eso hubiera sido hipocresía y no sincera fe de un creyente! . Así demostró Daniel que temía más a Dios que a los hombres, y fue valiente ante la muerte, y un ángel le salvó en la fosa de los leones. Si, por el contrario, se hubiese sometido servilmente durante los treinta días al decreto real, no hubiera demostrado
fidelidad a Dios según aquello que sostiene que nadie puede servir a dos señores. Ésa fue siempre la artimaña del demonio : persiguió, atormentó a los Santos, para que no  pudiesen elevar a Dios sus manos  limpias. Él sabe muy bien que la oración de los Santos trae al mundo paz, y al malvado la ira de Dios. Así ocurrió cierta vez en el desierto: Cuando Moisés alzaba las manos, vencía Israel; más si las bajaba un poco, vencía Amalee. Es lo que al presente sucede entre nosotros: siempre que aflojamos en el fervor de nuestra oración, vence el adversario; pero cuando permanecemos con valentía, fieles a ella, el poder y la fuerza de los perseguidores se reducen a nada”. (San Hipólito (170-236). (Comentario al Libro de Daniel, a. 222)).

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