Haz clik en el siguiente enlace:
Caminar desde Cristo.: Comentario a las lecturas del domingo XXXI del Tie...:
Nosotros,
como Zaqueo, hemos venido aquí también para ver a Jesús. Nos lo impedía
la gente: las preocupaciones, las diversiones, los programas, los
compromisos, los trabajos de cada día. Superados estos impedimentos,
estamos aquí, no tanto para ver a Jesús, cuanto para que Jesús nos mire.
El
pasa siempre a nuestro lado. Y pasó Jesús. Pero Jesús no quería pasar,
sino que quería quedarse con Zaqueo. Levantó los ojos Jesús para
ver al pequeño Zaqueo. Y lo miró con simpatía y cariño, y llamó a la
puerta de su corazón. «Zaqueo, baja pronto, porque conviene que hoy me
quede yo en tu casa». Este paso, mirada y llamada de Jesús son el
principio de la salvación. Difícil escaparse a la mirada y a la llamada
de Jesús. El pasa siempre a nuestro lado.
Todos
lo sabían. Ahora viene el otro impedimento, el más importante. Zaqueo
era «un hombre pecador». Todos lo sabían. Y su pecado se llamaba
injusticia. Se había hecho rico a costa de los pobres. Por eso todos lo
miraban mal. Ninguna persona justa se atrevía a entrar en su casa. Pero
Jesús sí se atrevió a entrar. Ha venido precisamente para eso, para
buscar y salvar a los pecadores. Los busca; estén en el árbol o en el
pozo o en la piscina o en la cruz; o en el puesto de trabajo o en la
plaza pública o en la taberna o en el hospital o en la cárcel o en la chabola. No le importan nuestros pecados, sólo le importa nuestra salvación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario