Caminar desde Cristo.: Lecturas delXXVII Domingo del Tiempo Ordinario 7 d...:
Cuando Dios crea al hombre y a la mujer, --lo dice nuestra primera lectura sacada del Libro del Génesis-- está creando la humanidad, está creando al ser humano y le parece una obra tan sublime que no duda crearlo a su imagen y semejanza. A su imagen, infundiéndole el soplo del Espíritu para que poseyera lo grande de Dios: las cualidades sobrenaturales. Asi hace al hombre capaz de amar, de crear, de comunicarse. Así nos muestra que nadie por sí solo tiene capacidad de ser imagen y semejanza de Dios.
El salmo 127 es un poema sapiencial que se incluía en las llamadas “canciones de las subidas”, que no eran otras que las que interpretaban los peregrinos que subían a Jerusalén, al Templo. Y, según las creencias de los judíos, Dios desde el interior del Templo escucha complacido la oración. Nosotros sabemos que nuestro Padre escucha siempre nuestras plegarias, desde cualquier lugar. Jesús nos lo ha dicho.
Comenzamos hoy la lectura de la Carta a los Hebreos; iremos leyendo fragmentos de esta gran carta, hasta el final del Tiempo Ordinario. Estaba dirigida a los cristianos procedentes del judaísmo y el motivo principal de la misma es acreditar la superioridad del sacerdocio y del sacrificio de Cristo, frente al sacerdocio y sacrificios de la antigua alianza.
El texto del Evangelio de Marcos que escuchamos hoy corresponde a la llegada de Jesús a Judea,
desde Galilea y camino de Jerusalén. Y comienza a tener contacto con fariseos muy radicales que serían quienes le plantearon la pregunta sobre el matrimonio. Frente a Ley Mosaica exageradamente aplicada, Jesús plantea la indisolubilidad del matrimonio y la idéntica dignidad de ambos cónyuges. Y son las palabras de Jesús las que conforman toda la doctrina cristiana sobre el matrimonio.
desde Galilea y camino de Jerusalén. Y comienza a tener contacto con fariseos muy radicales que serían quienes le plantearon la pregunta sobre el matrimonio. Frente a Ley Mosaica exageradamente aplicada, Jesús plantea la indisolubilidad del matrimonio y la idéntica dignidad de ambos cónyuges. Y son las palabras de Jesús las que conforman toda la doctrina cristiana sobre el matrimonio.
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