Caminar desde Cristo.: Comentarios a las lecturas del IV Domingo de Advie...:
En las lecturas de este cuarto domingo de Adviento, vemos que ni Belén de Éfrata fue grande por el simple hecho de ser pequeña, sino porque de ella salió el Mesías; ni Isabel y María fueron grandes por ser económica o socialmente pobres, sino por poner su vida
enteramente al servicio del Señor; ni Cristo fue grande por ofrecer a Yahvé grandes sacrificios y holocaustos, sino por ofrecer el sacrificio de su voluntad del Padre. Son lecturas que nos llaman a la humildad.
enteramente al servicio del Señor; ni Cristo fue grande por ofrecer a Yahvé grandes sacrificios y holocaustos, sino por ofrecer el sacrificio de su voluntad del Padre. Son lecturas que nos llaman a la humildad.
Llegamos al final del Adviento. Hoy, ahora, hemos completado la iluminación del altar con la cuarta vela de nuestra corona. Y surge la reflexión de que es --¿qué está siendo?-- el Adviento para nosotros. Es conveniente centrar nuestro interés en ver la perfecta secuencia todo el camino litúrgico de la llegada de Jesús. Los textos de este cuarto domingo de Adviento son muy significativos. La profecía de Miqueas sobre Belén ya centra el lugar del nacimiento del Señor. El Salmo habla de que el Señor nos mire y nos salve. Y es que quedan pocas jornadas para el gran acontecimiento de la Navidad y debemos estar preparados. Hemos esperado la llegada del Niño y eso es el Adviento.
El IV domingo pone a María en conexión profunda con el Mesías que viene. En la antífona de comunión se propone el versículo de Mt 1,23 que recoge a Is 7,14: "La Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel".
La oración sobre las ofrendas reza: "El mismo Espíritu, que cubrió con su sombra y fecundó con su poder las entrañas de María, la Virgen Madre, santifique... estos dones que hemos colocado sobre tu altar". María es la tierra fecunda, que por la acción santificadora del Espíritu Santo, da a luz al mundo, al Dios- con-nosotros. Este IV domingo la contempla como figura culminante del Adviento, en su actitud de donación y fecundidad generosa. María "esperó (a su Hijo) con inefable amor de Madre". María, portadora del Hijo de Dios, lo lleva a casa de Isabel. María es la "bendita... entre las mujeres" y lo que es porque ha "creído". Al final "se cumplirá... lo que... ha dicho el Señor" (evangelio).
La oración sobre las ofrendas reza: "El mismo Espíritu, que cubrió con su sombra y fecundó con su poder las entrañas de María, la Virgen Madre, santifique... estos dones que hemos colocado sobre tu altar". María es la tierra fecunda, que por la acción santificadora del Espíritu Santo, da a luz al mundo, al Dios- con-nosotros. Este IV domingo la contempla como figura culminante del Adviento, en su actitud de donación y fecundidad generosa. María "esperó (a su Hijo) con inefable amor de Madre". María, portadora del Hijo de Dios, lo lleva a casa de Isabel. María es la "bendita... entre las mujeres" y lo que es porque ha "creído". Al final "se cumplirá... lo que... ha dicho el Señor" (evangelio).
También la Iglesia llegará a la Navidad siendo dichosa si acoge a Jesús como María, si cree lo que el Espíritu Santo le comunica en la Palabra y en los signos de los tiempos, si es portadora de Dios (=evangelizadora) y lo comunica con fidelidad y en actitud de servicio
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