martes, 24 de abril de 2012

CARTA DE GÜIGO EL CISTERCIENSE AL HERMANO GERVASIO SOBRE LA VIDA CONTEMPLATIVA (III).




CARTA DE GÜIGO EL CISTERCIENSE AL HERMANO GERVASIO SOBRE LA VIDA CONTEMPLATIVA (III).
VIII. LAS SEÑALES DE LA LLEGADA DE LA GRACIA

Pero, oh Señor, ¿cómo sabremos cuando harás esto y cuál es la señal de tu venida? De este consuelo y de esta alegría, ¿no son acaso mensajeros y testimonios las lágrimas y los suspiros? Si es así, es esta una antífrasis y una señal desconocida. ¿Qué relación puede haber entonces entre consuelo y suspiros; entre alegrías y lágrimas, si aun deben llamarse lágrimas y no en cambio abundancia exuberante del rocío interior infundido desde lo alto como señal de purificación interior y como limpieza del hombre exterior? Así como en el bautismo de los niños con una ablución exterior viene representada y se expresa una purificación interior del hombre, aquí, por el contrario, de una ablución interior deriva una purificación externa. ¡Oh lágrimas dichosas con las cuales se lavan las manchas internas y se apagan los incendios de los pecados! ¡Bienaventurados vosotros que lloráis porque reiréis! ¡Reconoce, oh alma mía, en estas lágrimas a tu esposo, abraza a aquel por quien te derrites de deseos, embriágate ahora de un torrente de gozo, bebe de la fuente del consuelo leche y miel! Gemidos y lágrimas son los pequeños y estupendos dones, el consuelo que te ofrece y te trae tu esposo. En estas lágrimas te ha brindado un brebaje sobreabundante. Estas lágrimas son para ti pan de día y de noche, pan que alimenta el corazón del hombre, mas dulce que la miel de los panales. Oh Señor Jesús, si son tan dulces estas lágrimas producto de tu recuerdo y del deseo de Ti, ¿cuánto más dulce será la alegría que vendrá de tu plena visión? Pero, ¿si es tan dulce llorar por Ti; cuánto más dulce será gozar de Ti? Pero, ¿y por qué proclamamos en publico estos coloquios secretos? ¿Por qué interpretamos expresar sentimientos y ternuras indecibles con palabras comunes y vulgares? Los que no han probado estas alegrías no las pueden entender, pero las entenderían si las leyeran en el libro de la experiencia, donde es la misma unción divina que los instruye. De otra manera la letra exterior no le aprovecha nada al lector: y de hecho poco vale la lectura de la letra exterior si una explicación salga del corazón, no explica el sentido interno que contiene.

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