domingo, 1 de septiembre de 2013

PERDONAR, SANAR, RESTAURAR, RENOVAR.

"Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan." (Mateo 7:13, 14). PERDONAR, SANAR, RESTAURAR, RENOVAR… Porque existen recuerdos, situaciones, acontecimientos, personas, que más que huellas han dejado heridas en nuestro corazón y se convierten en la piedra en el zapato que no nos deja avanzar puesto que duele y lastima cada vez que intentamos caminar… es necesario, urge, aprender a pedir perdón y a perdonar… ¿Y qué es el perdón?... es la medicina que sana el desasosiego en nuestro corazón, es el sentimiento que devuelve la esperanza, es el milagro que renueva o restaura, es la actitud y el acto que nos permite recordar sin sufrir, y muchas veces olvidar aquello que tanto nos hizo llorar, nos robó la fe, en el amor, en la amistad, en Dios, en uno mismo o en los demás…
Por ello debemos buscar ser y sentirnos perdonados por Dios, -, de los errores e infidelidades en nuestra condición de hijos queridos de Dios, -Padre, rico en Misericordia-, de nuestras abundancia de orgullo o carencia de humildad, de nuestras inconformidades que nos impiden encontrar la paz. Hacemos de nuestra oración un muro de lamentos, nos alejamos de El porque no logramos entender o discernir cuál es su voluntad, le culpamos de los errores de otros… Para poder renovar nuestro interior, es preciso liberar de toda culpa a Dios, aprender a descubrir y experimentar su inmenso amor y encontrar en él la sanación interior… Hay casos en los que nos cuesta reconocer, que es a nosotros mismos a los que debemos perdonar; porque nos culpamos de muchas de las cosas que pasan a nuestro alrededor, juzgamos muy severamente nuestros errores, nos atormentamos por lo que dejamos de hacer o hicimos mal; divorcios, muertes, separaciones, palabras dichas y otras que no se dijeron, flores marchitas, historias de amor y amistad que no lograron terminar de escribirse o que tuvieron un triste final… y nos quedamos estancados en el pasado sin poder avanzar; negándonos la oportunidad de empezar de nuevo, liberarnos, restaurar, renovar… Perdonarnos, es ser capaces de aceptar e indultar nuestra propia humanidad; pasar la hoja, atrevernos a escribir un nuevo capítulo de nuestra historia personal. Para encontrar la paz del corazón herido, hace falta perdonar también a los demás; la palabra que dolió, la traición que golpeó, la acción que la vida destrozó, el abandono que dejó vacíos internos, la omisión, la indiferencia, los acosos, el cansancio, la fragilidad humana del otro que tanto hirió, que robó la fe, la esperanza de creer en el amor, en la amistad, aún en el mismo perdón… Perdonar al otro es liberarnos de sentimientos que causan mucho más dolor; porque nos encasillan en hechos que ya pasaron, en tormentas que cesaron, en diluvios y terremotos que aunque arrasaron con lo mejor de nosotros mismos, no todo se lo han robado; porque mientras nuestro corazón siga latiendo, tenemos la oportunidad de seguir viviendo, restaurando lo que está destruido, renovar el corazón herido, devolviendo la fe y la paz que se había perdido… El perdón sale de nosotros mismos, de nuestra capacidad de amar, de volver a empezar… El aprender a perdonar surge de esa experiencia que tengamos del Padre Dios y Jesucristo que nos enseñó a perdonar, saldando El mismo todos nuestros pecados, liberándonos de toda culpa, regalándonos la nueva vida en el amor que a diario nos manifiesta, en esa cruz, que más que condenarnos nos redime y nos libera… Perdonar es empezar de nuevo, amar con tanta intensidad que hagamos del perdón el milagro que restaure nuestra vida, le devuelva la paz y la esperanza perdida; y nos llene de fuerza y fe para hacer nuestros sueños realidad…. En definitiva pedir perdón a Dios y perdonar es vivir del Amor misericordioso de Dios con el prójimo y con nosotros mismos. Solo Dios nos da el perdón que nos renueva completamente , Él es quien nos da esa capacidad de perdonar; de El recibimos y aprendemos el perdón que le devuelve la paz al corazón… Por ello, revisa tu interior y piensa: ¿ de que le tengo que pedir perdón a Dios Padre amoroso que me regala todo l oque tengo y que quiere hacer conmigo una historia de sabtidad?.¿Qué me hace falta perdonar? ¿Qué me impide avanzar?... ¿Estoy listo para empezar de nuevo, reparar, restaurar, renovar?... Cada día en nuestra oración repetimos: Perdónanos como perdonamos… digámosle también, enséñanos a perdonar como Tu nos has perdonado…

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