La limosna aligera la carga de las riquezas
VIII 8. Excusa cruel de los avaros so pretexto de piedad. —Dices tal vez: Yo soy rico y él es pobre. Camináis juntos, ¿sí o no? ¿Qué es eso que dices: yo soy rico y él es pobre, sino: yo voy cargado y él va ligero? Yo soy rico y él es pobre. Recuerdas tu carga y alabas tu peso. Y lo que es más grave: ¡has sujetado a ti tu carga y por eso no puedes alargar la mano! Cargado y atado, ¿de qué te vanaglorias? ¿De qué te alabas? Suelta tus ataduras y disminuye tu carga. Da al compañero, así le ayudas y tú te aligeras. Mientras haces ponderados elogios de tu carga, Cristo sigue pidiendo todavía, y no recibe; y tú, so pretexto de piedad, ofendes cruelmente y dices: Y ¿qué voy a dejar para mis hijos? Yo le pongo delante a Cristo y él me opone sus hijos. Y ¿ésta es la gran justicia: que tu hijo tenga donde retozar Cuando lo hicisteis a uno de estos mis más humildes, a mí me lo hicisteis. ¿No lo has leído, no lo has advertido? Cuando no lo hicisteis a uno de mis más humildes, no me lo hicisteis a mi12. ¿No lo has leído y no has temblado? Mira quién es el que tiene necesidad, y ¿tú enumeras a tus hijos? Bien: enumera a tus hijos; pero añade uno más entre ellos, añade a tu Señor. Tienes uno, que él sea el segundo; tienes dos, que sea él el tercero; tienes tres, sea él el cuarto. ¡No te agrada oír nada de esto! Pues mira cómo amas a tu prójimo, a quien tú haces socio para tamaña perdición!
orondo y que padezca necesidad tu Señor?
9. Crueldad de los avaros. —¿Te voy a decir que: Amas a tu prójimo? ¿Qué vas a decirle al oído, hombre avaro, sino: Hijo, o hermano, o padre, nuestro bien en esta vida es que vivamos bien? Cuanto mayor bien tengas, tanto más feliz seras. Parte la luna y haz fortuna. Esto se lo vas a contar a tu prójimo, pero eso no lo has aprendido en la casa de la disciplina ni lo has oído aquí.
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