Hoy, Jueves
Santo, celebramos en la Eucaristía el núcleo central de nuestra fe. En un mundo
tan complejo, en medio de experiencias nada fáciles, personales y colectivas,
ante mil posibilidades de error y destrucción, celebramos la memoria del Señor
Jesús y afirmamos nuestra fe en El. "Nadie tiene amor más grande que el
que da la vida por sus amigos" (Jn 15,13).
Esto es lo que intentamos vivir cada día, en cada momento de relación con los demás, en cada modo de juzgar las situaciones y de actuar en ellas, en cada decisión que tomamos. Este es nuestro culto agradable a Dios como pueblo santo y sacerdotal, y esta vida según el Espíritu de Jesucristo es la que nos construye como Iglesia suya. Es así como nos unimos realmente a su muerte y resurrección, comunión que significamos y celebramos ahora en la participación del Pan y el Vino de la Eucaristía.
Esto es lo que intentamos vivir cada día, en cada momento de relación con los demás, en cada modo de juzgar las situaciones y de actuar en ellas, en cada decisión que tomamos. Este es nuestro culto agradable a Dios como pueblo santo y sacerdotal, y esta vida según el Espíritu de Jesucristo es la que nos construye como Iglesia suya. Es así como nos unimos realmente a su muerte y resurrección, comunión que significamos y celebramos ahora en la participación del Pan y el Vino de la Eucaristía.
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