"Jesucristo camino para la conversión"
Textos bíblicos para meditar en tiempo de Cuaresma.
PALABRA DE DIOS
Tu Palabra es lámpara para mis pasos y luz en mi sendero (Sal 119,105).
Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina (2Tim 4,2).
Cuando me llegaban palabras tuyas, yo las devoraba. Ellas eran para mí el gozo y la alegría de mi corazón (Jer 15,16).
Me has seducido, Señor, y me dejé seducir por ti (Jer 20,7).
SALVACIÓN EN CRISTO JESÚS
Si decimos que no tenemos pecado, nos estamos engañando a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros (1Jn 1,8).
Ante el nombre de Jesús toda rodilla se doble, en el cielo, en la tierra y en el abismo. Y que toda lengua proclame que Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre (Filip 2,11).
Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará (Mc 8,35).
¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? (Mc 8,36).
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame (Mc 8,34).
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día (Jn 6,54).
Yo estoy con vosotros todos los días hasta que se termine este mundo (Mt 28,20).
AMOR
Tanto amó Dios al mundo que le envió a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no se pierda, sino tenga vida eterna (Jn 3,16).
Dios es amor (1Jn 4,8).
A Dios nadie lo ha visto jamás; pero si nos amamos unos a otros, Dios está entre nosotros (1Jn 4,12).
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y más grande mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la Ley y los Profetas se fundamentan en estos dos mandamientos (Mt 22,37-40).
MARÍA
Dijo María: «He aqui la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» (Lc 1,38).
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo a quien más amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo se la llevó a su casa (Jn 19,25-27).
FE
¨Que debo hacer para salvarme? Ten fe en el Señor Jesús y te salvaras tú y tu familia¨ (Hechos 16, 30-31)
¨Sepan pues hermanos cual es la promesa: Por su intermedio ustedes recibirán el perdón del pecado y de todas esas cosas de las cuales buscaron en vano ser liberados por la ley de Moisés. Quien cree en este Jesús es liberado de todo esto¨ (Hechos 13, 38-39).
¨Con la ley nadie llega a ser justo a los ojos de Dios; la cosa es cierta, pues el justo vivirá por la fe¨ (Gálatas 3, 11)
¨Vosotros habéis sido salvados por la fe, y lo habéis sido por gracia. Esto no vino de vosotros sino que es un don de Dios. Tampoco lo merecisteis por vuestras obras de manera que nadie tenga que sentirse orgulloso¨ (Efesios 2, 8-9).
¨La fe es aferrarse a lo que se espera, es la certeza de las cosas que no se pueden ver¨ (Hebreos 11, 1).
¨Pero a todos los que lo recibieron les dio capacidad para ser hijos de Dios en creer en su nombre¨ (Juan 1, 12)
¨Que Cristo habite en sus corazón por la fe, que estén arraigados y edificados en el amor¨ (Efesios 3, 17).
¨Por qué te salvaras si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucito de entre los muertos. La fe del corazón te procura la justicia, y tu boca que lo proclama te consigue la salvación. La escritura ya lo dijo, el que en él cree no quedara defraudado¨ (Romanos 10, 9-11).
¨Enseguida, Jesús hizo que sus discípulos entraran en la barca y que se adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Luego de despedir a la gente, subió al monte a orar aparte. Cuando llegó la noche, Jesús estaba allí solo. La barca ya estaba a la mitad del lago, azotada por las olas, porque tenían el viento en contra. Pero ya cerca del amanecer Jesús fue hacia ellos caminando sobre las aguas. Cuando los discípulos lo vieron caminar sobre las aguas, se asustaron y, llenos de miedo, gritaron: ¡Un fantasma! Pero enseguida Jesús les dijo: ¡Ánimo! ¡Soy yo! ¡No tengais miedo!. (Mateo 14, 22-31).
MISIÓN
La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies (Lc 10,2).
Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda creatura (Mc 16,15).
¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio! (1Cor 9,16).
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