Caminar desde Cristo.: Lecturas del XXX Domingo del Tiempo Ordinario 28 d...:
Jeremías, quien en el capítulo 31 de su Libro, nos profetiza que el Señor un día nos guiará a todos al lugar del consuelo de la felicidad. Este fragmento del Libro de Jeremías es nuestra primera lectura de hoy que, además, dice textualmente que “a ciegos y cojos los guiaré entre consuelos” y se relaciona como siempre con el Evangelio.
El Salmo 125 es otro de los muchos cantos para festejar la vuelta de Babilonia. Es un salmo de subida, de los que se utilizaban en las peregrinaciones a Jerusalén. Parece, según muchos exegetas, un resumen lírico del Libro de Nehemías. Para nosotros hoy es un canto de gozo y fidelidad para los favores que Dios nos hace todos los días.
El autor de la segunda lectura, la Carta a los Hebreos sigue desgranando una preciosa cristología constituyendo a Cristo como Sumo Sacerdote sin pecado, y supremo intercesor nuestro ante el Padre. La comparación con Melquisedec es oportuna, sobre todo en los tiempos de Jesús. Melquisedec era el sacerdote puro y misterioso, sin origen, ni fin, que recibió el diezmo de Abraham.
La pregunta de Jesús al ciego Bartimeo querríamos escucharla todos nosotros alguna vez. Forma parte del fragmento del Evangelio de Marcos que escuchamos hoy. La escena del ciego, a la entrada de la ciudad de Jericó es una de las más emocionantes de todo el Evangelio. Y hoy, aquí y ahora, deberíamos de reconocer que todos somos ciegos que buscamos a Jesús de Nazaret.
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